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LLegué en Ezeiza con una maleta pesada, buscando no sé qué, no sé quién... todo y nada me llamaba la atenciòn, mi mirada pasaba freneticamente de un objeta a otro, de una persona a otra... caminaba entre los espacios libres que la gente me dejaba pasando ràpida, sabiéndo exactamente adonde ellos iban... al fianl el aire capitaleño chocò con mi nariz casi despertandome, como un "che!" ... no sabìa donde encontrar lo què iba buscando... choferes con sus taxis gritaban para que elegiera a uno de ellos y yo no sabìa en quién confiar para que me ayudara con mi absurda bùsqueda.
Al final elejì a un señor con bigote que en mi mente siempre relacioné con la imagen de un inmigrante italiano que en los años 40 se fue para Argentina, elejì a él con la esperanza de que ya tuviera experiencia con esas bùsquedas absurdas, tal vez, pensaba en mi cabeza, ya tuvo clientes que le pidieron cosas asì... y de hecho él era italiano, habìa dejado Italia cuando solo tenìa 10 años... ahora el problema era de donde iba a empezar?! detalles... eso era lo que yo buscaba desesperadamente en cada rincòn de mi mente, en cada recuerdo... detalles... para poder empezar... florencio barela... cuadros... un restaurante... unos peluqueros maricones... Generali... tenìa su nùmero del mòvil pero no contestaba, estaba apagado... saqué el libro que habìa sido mi compañero de viaje durante ese largo vuelo y de ahì saqué un par de fotos que con manos ansiosas me enseñé a mi chofer, chequeando su mirada para ver si reconocìa ese hombre... lo ùnico que reconocì en esos ojos fue una huella de piedad y de compasiòn...
Escupìa con lentitud toda una serie de detalles que cruzaban mi mente y el chofer entre desesperaciòn y complicidad me invitò a tomar un café para decidir como actuar, como ayudarme. El humo que salìa de esa taza en plastico me envolvìa trasladandome a otros tiempos, a otros lugares.. no acuerdo lo que le conté a mi chofer, pero cuando salimos de esa cafeteria, me llevaba de la mano como si fuera una niña que se habìa perdido y èl estaba decidido a enseñarme el camino, a devolverme a quién y donde yo partenecìa... no sè, el café en cambio de despertame, me habìa endormecido, o mejor dicho habìa endormecido mi ansiedad, mis sentidos de desesperaciòn que caracteriza cada bùsqueda sobre todo las mas absurdas... y de repente me encontré sentada en el asiento de atràs, viendo y no mirando casas, calles, gente, carros, tiendas, àrboles de la ventanilla de ese carro... no sé adonde estabamos yendo, donde estaba llevandome... y de todos modos aunque lo hubiera sabido me habrìa dado igual... el carro se parò y mi chofer me dijo que me quedara en el carro que hubiera regresado en seguida, lo miré de la ventanilla y lo vì hablar con otro pibe-me sorprendì en haber relacionado ese hombre con la palabra pibe como si estar en tierra argentina me hubiera devuelto esa argentinidad- y ese pibe llamò a una muchacha de pelo rubio que mirò con curiosidad y ojos serios adentro del carro como para verme en la cara y averiguar quien era... y le hablò a mi chofer que volviò al carro y solo me dijo "vamos a ver". Después de otros 15 minutos en el medio del trafico bonariense el carro se paò otra vez, frente a un restaurante que hubiera definido "alternativo"... otra vez me pidiò que me quedara en el auto y que le prestara las fotos... se las dì con un poco de miedo, miedo a que las perdiera y asì perdiera èl ùnico detalle visible y seguro que me hubiera podido ayudar... volviò después de 20 minutos con un muchacho joven que subiò al carro y vino con nosotros... llegamos a un edificio alto, moderno y esta vez me pidieron que bajara: el cansancio del viaje me habìa puesto débil y empezò a aperecer en mi mente una pregunta "por qué Barbara? qué piensas encontrar??"... me sentaron en una butaca de piel negra y acero y se fueron a hablar con un señor que estaba en la entrada, yo solo miraba el piso, con esos pedacitos juntados que formaban dibujos absurdos como mi busqueda, como mis anhelos...
Me trajeron un sandwich de jamòn con una lata de coca-cola y todo esto me diò aùn màs la idea de que era como una niña perdida... y me puse a comerlo como si hubiese sido una orden, mecanicamente, perdida...
Despuès de un rato regresaron los dos con una muchacha o señora , no sé la edad, de pelo rubio, largo, muy fina y elegante que se presenta directamente, sin esperar a que fuera el chofer a presentarnos "buenas tardes, soy Andrea!"... la mano donde llevaba la lata empezò a temblar y mi ojos se levantaron de repente de ese pan con jamòn y lechuga, la mente me volviò como una hoja de papel blanco, como esas hojas de un examen donde el miedo y los nervios te empiden de empezar tu relaciòn... no me salìa ni una palabra de mi boca, como si me hubiera vuelto muda, como si no hablara español, pero tampoco italiano... esa muchacha me mirò bien como para entender lo que de veras estaba buscando... pero esto ni lo sabìa yo entonces dudaba que pudiera entenderlo ella solo al mirarme... después me preguntò "él no sabe que tù estàs acà, verdad?"... las palabras todavìa no salìan y solo negué con la cabeza, ella siguiò, con tono distante y casi frìo pero bien decidido y con cierta amabilidad, despacio como con miedo a que mi silencio fuera porque en realidad no hablaba español, con "hago una llamada y averiguo donde està, ok?"... no sabìa si eso era lo corecto, si era esto que yo querìa... agarrò su mòvil y me hizo una señal de que me quedara en silencio... después de 10 segundos alguien contesta del otro lado del teléfono, ella solo lo saludò con amistad "qué hacés? estàs ocupado?"no sè lo que contestò la persona del otro lado, ella me mirò -su mirada siempre fue seria y intensa... pero no creo con mala intenciones- y siguiò "no vemos para el almuerzo? en la cafeteria de la esquina, una y media, ok?" y colgò... me dijo que subiera con ella a su oficina, saludò a mi chofer y al otro muchacho sin pedirme si estaba bien, si necesitaba algo de ellos... ordenò a un joven de la entraba que pusiera mi maleta en en algùn cuarto y entrò al ascensor... yo atràs suyo, sin hablar... hasta que llegamos en el piso de su oficina lo ùnico que ella hizo fue mirarme, no hablamos y yo en realidad me encontraba bien en ese silencio, creo que tampoco pensé en este tiempo... Salimos del ascensor y entramos en su oficina, me hizo la señal que me sentara y me trajo un café, mientras tomabamos ese café se puso a chequear la pantalla de su computadora y despuès de algunos segundos, sin volver la mirada hacia de mì, empezò a hablar... "hace cuanto que ustedes no se ven? que te parece de volverlo a ver hoy?"levantè los hombros como los nenes... entonces me mirò decidida en cnvencerme a hablar un poco "no tengas miedo, la verdad, no soy un obstaculo o un enemigo... no sè porque pero desde que te vì en esa butaca en la entrada pensè en ayudarte de veras... no sè bien donde te llevaré con mi ayuda, ni lo que te trajo acà, ni lo que buscàs en realidad pero de un lado te admiro... sì esto es, admiraciòn la que siento..."entonces con un hilito de voz me decidì en colaborar en estas charlas "la verdad que yo tampoco sé lo que me trajo aca, lo que busco en realidad y adonde estoy yendo... solo sé que necesitaba llegar hasta acà, necesito buscar, necesito encontrar..."Me preguntò si sabìa algo de ella y entonces hablamos y hablamos... hasta que ella me interrumpiò enseñandome el reloj de la pared y levantandose para que salieramos y fueramos a la "cita".
Caminamos callada para un par de cuadras hasta que se detuvo y me detuvo con una mano en el hombro a mì también "yo me quedo afuera... él llegarà dentro de 5 minutos...no tengo nada que ver con esto... hablalé... lo que sea, llegaste hasta acà para algo, entonces hazlo!", me saludò con unos besos en las mejillas entre un actitud frìa, formal pero segùn una etiqueta... entrè y me senté en una mesita, empezando a jgatear con un papelito... estoy con la espalda hacìa la entrada y con la cara hacìa una pared con grandes espejos... de repente te vì en el espejo, estabas entrando de prisa y te chocaste con Andrea que lo ùnico que hizo fue detenerte con una mano en tu pecho y haciendote una señal hacia de mì... te olvidaste de todo y de todos, solo me mirabas a través de la imagen den espejo... me levanté y me dì vuelta para enfrentarte... los dos quedamos en nuestros lugares... seguro tu no entendìas como esto estaba pasando... un camarero cruzò ese espacio que nos dividìa obligandonos a "despertarnos" y entonces me acerqué... al acercarme noté que tus ojos estaban llenos de làgrimas... te abrazé, bajaste tu cabeza sobre la mìa, apoyandote, y te dije "no sè como... pero llegue"

Texto agregado el 21-09-2006, y leído por 264 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
20-06-2008 Esa historia me mantuvo con un poco de suspenso. La forma como poco a poco Bárbara va encontrando el camino me pone a pensar y no saldo de mi duda sino hasta que al final ella encuentra lo que busca. sincero_418@hotmail.com Exclusivof7
21-09-2006 Antes de hacer este comentario decidí (lo que nunca) chequear en tu biografía si español era tu idioma materno. Me gusta este relato tanto como el aire que se respira al leerlo. La idea del final que cuenta pero no explica me parece muy acertada. Hay varios errores de ortografía, algunas repeticiones no intencionales y frases de dudosa estructura que me distraen un poco al leer el cuento. Creo que hay buena pasta aquí, que la historia es buena. Si fuera mía, seguiría corrigiendo borradores. CK CocinasKenia
 
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