Y los rayos de mi sol se fueron difuminando en la oscuridad del anochecer consumiendo el brillo de la luna y las estrellas.
Me dejas ciega y ya no sé hacia donde dirigir mi corazón pero me voy a arriesgar y voy a seguir así tú no quieras ir y tus huellas marquen la arena de un camino opuesto al mío, así ya no vuelva a probar el sabor de tu mirada, ni a oler el dulce de tu voz, ni a ver el color de tu respiración.
Una oscuridad vacía, no existe abajo ni arriba, caminaré hacia donde sea tratando de olvidar el confortable calor de tus abrazos para que no me den más ganas de estar enlazada a tus rayos y acostumbrando mis ojos al negro de la nada para borrar con una densa niebla tu rostro de mis sueños para siempre.
Y ya no eres más mi sol. Me dejas a oscuras pero caminaré sin dirección sobre estos clavos, porque me dueles como todo y como nada, pero no importa... caminaré y ya amanecerá otra vez.


Es lo que trato de hacer...