Necesito que me vengan a buscar. Necesito que me abracen, que me hablen. Necesito me rescaten de este dolor que poco a poco se va apoderando de mí. No quiero que me atrape, no quiero que me diga cosas, que trate de convencerme de nada. No quiero caer en su trampa.
¡Aléjenlo de mí!.
¿Por qué siempre me viene a buscar?, ¿por qué su presencia siempre está latente, como esperando para salir y hacerse ver?, ¿por qué no puede, simplemente, alejarse de una vez?.
¿Por qué es tan necesario que una y otra vez tenga que enfrentarme a su discurso, a sus deseos?. Lo veo venir, y siento como en un instante me cierra los ojos para que ya no vea. Y lloro ante su horrible presencia porque no quiero encontrarme más con él, porque no puedo soportar ya que siempre esté detrás de mí. Y me desespero, porque entonces comienzo a pensar que ya nunca se va a ir. Ahora, en este lugar a donde el dolor me ha traído, todo es oscuro y confuso, nada tiene sentido. Se hace presente el Miedo también ante mí, y ya no sé como desmontar este complejo escenario en mi mente.
¡Por favor, ayúdenme!.
Vine hasta aquí a rogarles que me ayuden a pensar, a decirles que es a ustedes a quienes quiero escuchar, a nadie más. Pero estoy asustada, temo un día ya no poder resistir y caer rendida ante este personaje. Que me miente, que me proyecta viejas y futuras películas sobre mi vida. Que extrae su larga lista de afirmaciones y me las repite una vez, y otra y otra, para que las haga mías y las proclame en mi nombre. ¡Quiero parar todo esto!.
¡Guíenme!.
He venido recorriendo un camino, tan maravilloso como extraño e incierto. He venido descubriendo los aspectos más profundos y escondidos de mi mente y de mi alma. He logrado penetrar en ese mundo donde el sufrimiento alecciona y permite avanzar.
Pero en este momento no sé muy bien en dónde es que estoy. Pareciera ser un lugar que se encuentra justo en el medio de ese mundo y otro, donde el sufrimiento te hace su prisionero y te quita la alegría.
¡Díganme cómo volver!.
¿Cómo hago para confiar nuevamente en mi y en que el camino que he decidido tomar es el correcto?.
¿Cómo hago para no mirar más a mí alrededor con añoranza, con la ilusión de que en lo que he dejado atrás aún hay algo para mí?. ¿Cómo hago para que la nostalgia por lo que creo no tener no empañe más mi mirada, mis pensamientos, mi ánimo?.
Les pido todo su amor para mí hoy. Porque es ese amor, el que está dentro de mí, el que necesito para encontrar las respuestas a tantas preguntas.
Les pido su ayuda para volver a confiar en que es a lo largo de este camino que voy a hallar lo que desde siempre anhelo.
Necesito me ayuden a transitar por este espacio de tristeza y desilusión. Que no me suelten las manos.
Entiendo que es inevitable este alto en el camino, que es el momento de sentarme y conversar con esta pena que me rasga por dentro. Sólo tengo que aprender cómo hacerlo, ayúdenme a recordar cómo se hace.