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La carreta


Capitulo I

Ramón tenía una vieja carreta. Trabajaba con ella trasladando distintas mercancías. Aquella era su elemento de trabajo indispensable, la forma que había encontrado de ganarse la vida y de alimentar a su creciente familia.
En el feudo donde vivía había un castillo en la cima de una montaña y en sus valles circundantes había casitas desparramadas donde vivía el común del pueblo. En el castillo vivía el rey Manuel y toda su corte rodeados del más ostentoso lujo. El castillo tenía un portón robusto que se cerraba en épocas de conflictos bélicos.
Ramón vivía en uno de los valles del feudo donde tenía una casita humilde pero bien arreglada, en la cual vivía él con su familia. Estaba casado con una mujer algo gruesa pero bonita y además tenía cuatro hijos. El mayor, Enrique, estaba de aprendiz con el zapatero del pueblo. Las dos niñas (Ana y Laura) eran mellizas y ayudaban a su madre con la casa. Y por ultimo el más pequeño: Tomas, que desde su nacimiento revolucionaba la casa.
Un día de sol, por la mañana, Ramón salió a trabajar con su carreta cuando un asaltante se interpuso en su camino, amenazándolo con matarlo con un cuchillo sino le entregaba la carreta con su carga de sacos de cebada. Lo maniató y lo dejó tirado en una zanja con la cara contra el barro.
Un viajante que pasaba por ahí lo encontró casualmente cuando acercaba su caballo para que este colme su sed. Hacia muchísimo calor. El hombre lo sacó a Ramón del barro y lo ayudó a incorporarse, después le quitó la soga con que tenía atadas las manos y el trozo de tela que tenía en la boca. Cuando esto pasó el hombre pudo contar lo sucedido, con alivio, de que no hubiera sucedido nada a su persona. Dio gracias a quien lo había sacado de ese mal trance.


Capitulo II



Ramón se despidió de su circunstancial salvador y se fue deprimido a su casa. Cuando cruzó el portón de la verja que limitaba su propiedad, su mujer se asombró de que su marido venía caminando sin su carreta. Ramón le contó entre lágrimas lo sucedido. Los chicos escucharon que pasaba algo y salieron al patio y se enteraron de la mala nueva. Ese día fue de gran desazón para la familia.
Al amanecer del día siguiente Ramón y su mujer fueron al castillo y pidieron una audiencia con el rey. Tuvieron que esperar, pero este los recibió cortésmente. Ramón le contó cómo había perdido su herramienta de trabajo y de la urgencia que tenía de conseguir otro medio de subsistencia porque debía alimentar a su familia. Para fortuna de Ramón, Manuel le ofreció ser su mensajero personal y con una paga que superaba airosamente lo que ganara con la carreta.
Así que a Ramón le fue dado un caballo de raza y un traje nuevo que le daba prestancia. El primer día de trabajo Ramón tuvo que llevar una carta dirigida a un rico mercader que vivía en la costa de un mar lejano. El viaje duró tres días con sus noches. Apenas si paraba para que su caballo y él recobraran sus fuerzas. Se alimentaban en postas y calmaban su sed en algún arroyo cercano. Un sábado por la mañana llegó Ramón a un asentamiento de tiendas y carretas. Se presentó en nombre del rey Manuel y fue conducido a la tienda del comerciante. Este lo recibió sin demasiada atención y le entregó a su vez un sobre para el rey.
Cuando Ramón estaba por partir nuevamente a su pueblo, vio una carreta que se asemejaba a la que era de él. Se acercó y preguntó por el dueño de la misma y le señalaron a un hombre que enseguida reconoció como su asaltante.
El día que llegó a su pueblo y se presentó a Manuel para entregarle el sobre dado por el mercader y este comprobó bien hecho el trabajo, le contó que había visto y reconocido a su asaltante con su carreta en las tiendas del comerciante.
El rey escribió una carta que Ramón llevó a las tiendas, en la que instaba al destinatario (el mercader) a devolver la carreta a su dueño y así lo hizo, haciendo honor a su amistad con Manuel.
Finalmente Ramón recuperó su carreta y aun así conservó su trabajo de mensajero, pero le dio la carreta a su hijo mayor que trabajó con responsabilidad transportando granos y aportando dinero para que la familia pudiera vivir más holgada.


Fin

Texto agregado el 27-10-2006, y leído por 101 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
27-10-2006 =) 5* maycotte
 
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