Llame a su celular, le pregunte si estaba en su casa. Me dijo que sì.
- Abrime, le dije. estoy en la puerta.
Tan frìo y distante como siempre, sòlo dijo me despertaste. Ni siquiera me hizo pasar.
-Que querès dijo èl.
-Nada, sòlo vengo a decirte que no me llames màs, no me busques màs. Me lastimaste demasiado. Habìa vuelto a confiar en vos, pero parace que despuès de año de idas y vueltas tuve prubas suficientes de que jamàs cambiaras. Tu esecnia es la oscuridad y de allì parace que jamàs saldras.
Puedo preguntarte algo. -¿Acaso disfrutas con el dolor del otro, acaso te hace sentir vivo vivir en un mundo de mentiras?
Por què me haces esto a mi. Me enamore de vos desde el primer dìa que te vi, porque juegas conmigo.
-Nada...silencio. Parado allì con su ego tan grande como siempre. Creyendose dueño y amo de los sentimientos de las personas.
No era la primera vez que me habìa engañado. Siempre me dijeron que las segundas versiones nunca son buenas. Pero esta vez le habìa creido. Habia planes de casa, convivencia y un hijo en camino que nunca llego. Tal vez el universo sabìa que no serìa apropiado.
Sòlo quiero evadirme, salir de esta nube de sufrimiento y dolor. No encuntro paz, sólo estoy sobreviviendo.
Sólo espero que algún día la vida le haga ver cuanto dolor causó y cuan distintas pueden ser las cosas. No pueden quedar sin justicia tantas làgrimas derramadas.