| Utopías
 Si la sangre hablase no existirían tal vez las mentiras
 Si las mentiras hablasen tal vez dirían la verdad
 Si la verdad fuese menos dolorosa tus ojos no estarían tan tristes
 Si tus ojos no fuesen tan tristes tal vez la tristeza no llorase
 Si las lágrimas no fuesen heladas tal vez yo amaría el invierno
 Si el invierno no me recordase las ausencias tal vez correría sonriente bajo la lluvia
 Si las sonrisas fuesen gratis el cielo sería verde y los árboles celestes
 Si los árboles hablasen, si las piedras hablasen si la esperanza existiese más que en un conjunto de letras el cielo sería redondo y la tierra volvería a ser plana
 Si los relojes no fuesen generales sus agujas no dispararían segundos contra los amantes olvidados en las plazas
 Si la sangre hablase diría que no quiere sangrar más el capricho de los estúpidos.
 Pero la sangre no habla, las mentiras mienten, la verdad desaparece, y cuando aparece lastima, tus ojos siguen siendo tristes (sublimemente tristes), la tristeza sigue llorando, la lluvia sigue punzándome los huesos, el invierno me congela inhóspito las sonrisas, las sonrisas siguen siendo costosas, los árboles siguen siendo verdes, el cielo sigue siendo celeste, las piedras están mudas y expectantes, el cielo continúa infinito, la tierra aburridamente circular, los relojes cada vez portan más galones, las agujas han mejorado su tino, y los amantes cada vez más olvidados desangran alguna tímida caricia en un pasado borroso.
 Pero la sangre sigue muda, el latido es cada vez más débil
 Y yo sigo siendo un simple soñador, atado a ésta cama.
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