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Inicio / Cuenteros Locales / omaricevich / LA CASA DE LOS SUEÑOS CLANDESTINOS

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La casa de los sueños clandestinos era un lugar al cual asistían todo tipo de personas sin importar sexo, edad, clase social, raza o credo, ahí podíamos encontrar muy seguido gente como; músicos, filósofos, poetas, locos, escritores, estudiantes y uno que otro payaso.
El ambiente era cálido, aunque la mayor parte del tiempo predominaba el frió, todo dependía de las estaciones del año, pero para algunos, el frió se debía a la ubicación de la casa dentro de la ciudad, se encontraba en la avenida Ilusiones esquina con Esperanza.
Las personas que atendían allí eran dos extrañas mujeres de oscuro vestido que nunca dejaban ver su rostro, una de ellas se llamaba Vida y la otra Soledad, creo que eran hermanas, aunque la verdad, nunca pude saberlo ciertamente. Su especialidad era la de servir vasos con agua oxigenada, quesque pa’ respirar mejor y curar un poco las penas, y los licuados de leche importados de la vía láctea para los que andaban un poco crudos por andar tomando amargas experiencias, pero el remedio no siempre funcionaba, los clientes casi siempre se la pasaban llorando angustiosamente, como cuando a un niño le quitan su pelota, pero también era muy común verlos reír cuando Soledad les contaba sus chistes de antaño o cuando les contaba de sus anécdotas y aventuras de sus romances fracasados. Vida era un poco más callada y reservada, aquí, era ella la que se reía de los clientes, se divertía más de los que no paraban de fumar y fumar, de los que se sentaban solos en una mesa y se la pasaban contemplando una fotografía o con la mirada perdida en la pared de enfrente, mientras que con las manos jugaban con su vaso de agua oxigenada.
Era después de todo, un lugar muy bonito, cada individuo que visitaba la casa podía ser capaz de ser feliz el tiempo que ahí estuviera ya fuera todo el día o toda la noche o ambas pues nunca se sabia la hora, no había un solo reloj en toda la casa, y nadie supo nunca de donde provenía ese sonido constante de un tic-tac.
Un día algo muy triste paso, sin ningún aviso ni advertencia “la Casa de los Sueños Clandestinos” fue clausurada, por ordenes de una juez de apellido Desamor, que por cierto era muy hermosa, pero vacía en sus entrañas.
Mucho tiempo estuvo abandonada la casa, de los clientes nada se supo. Vida se volvió prostituta junto con Soledad. Años después la casa fue derrumbada, en su lugar se construyó un edificio muy grande, sofisticado y complejo. En toda la zona se acabó por completo la magia y la fantasía, y al edificio terminaron por llamarlo realidad.

Texto agregado el 06-07-2002, y leído por 451 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
01-10-2002 cuando nos dejaron dentro, hermano? cronopio
22-07-2002 Insisto, es un placer leer lo que escribís. Una belleza el final de este cuento..." y al edificio terminaron por llamarlo realidad". tilcara
 
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