Tu voz, desechada por mi ser,
recorre cada centímetro de mi piel.
Como en otro mundo te escabulles e intentas volver.

Palabras mudas e hirientes que arrancan mis oídos;
aun sigo escuchando tus risas caer.
No hay lágrimas dentro de mí,
sólo una brisa fría se pasea por mi corazón.

Deseas encontrar algún sentimiento parecido al amor,
pero bien sabes que soy un laberinto sin salida, camíname;
te quedaras para siempre en mi.

Mi piel erizada sabe que ansiaras tocarme,
más cada partícula será una espina afilada apeteciendo beber de tu sangre;
Dolor.

No podrás herirme,
no como antes,
ya no puedo creer en nada de lo que habla tu forma en mi yermo corazón.

Alguna vez suscitaste señales delicadas que iluminaban dentro de mi cierto anhelo,
pero hoy, simplemente verás que de tu alimento ya no como,
soy un atisbo vacío esperando no perder.

Y siempre estarás dentro recorriéndome,
exasperado, desesperado e impaciente por hallar un argumento
que se lo saboreó el olvido. Tu olvido.



Por un momento de ternura, vendiste toda tu alma, y no sentiste nada