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El señor “X” y la señora “Y” se conocieron en uno de esos lugares que los expertos suelen llamar “Escuela”, no me pregunten cuál escuela, si era académica, de la vida o del fracaso, no importa, ni yo mismo lo puedo recordar.
Entre risas, bromas, jugueteos y curvas de oferta y demanda se habían enamorado y cierto día decidieron demostrarse su amor, se unieron, se fusionaron en uno solo y a partir de ahí ya no serían conocidos como Don “X” y Doña “Y”, ahora eran “XY” ó “YX”. Sus días pasaban rápidos y ligeros, de sus bocas salían frases hermosas, citando alguna que otra vez a Benedetti y a Sabines, inclusive llegó el día en que ellos mismos inventaban sus propias poesías.
- ¡Que bonitos se ven juntos!
- ¡Son la pareja perfecta!
- ¡La utopía hecha realidad!
- ¡El triunfo del amor!
- ¡Son el uno para el otro! -Comentaban de vez en cuando alguna que otra persona y ellos lo sabían, lo sentían, eran verdaderamente grandes.
... ¡¡ Esos enamorados ¡! ...

Infinitamente felices se burlaban de la vida, del día y de la noche, de las personas, del aire, del fuego y de todo aquello que se les pusiera enfrente, aunque el destino no les perdonaría la burla.
Pero es que el amor con espinas es así, a veces tienes y a veces no, es un eterno ir y venir, la danza con la muerte, uno quisiera que las historias fueran eternas, que la luz no se apagara, que la música sonara todo el tiempo, pero no.
Los días, los meses, los años, las décadas, los siglos habían pasado ya, ¡tiempo, maldito tiempo! ¡mil veces maldito! ¡tiempo carnívoro! ¡tiempo fétido!
Y de aquel mítico romance, de la legendaria pareja poco quedaba por culpa de la amarga rutina, de la suciedad de la costumbre, la misma canción, el mismo cuerpo, ¡el pinche hastío!.
Ahora eran indiferentes el uno del otro, pobres, se encontraban doblemente solos y es que desde hacía ya tiempo ya no veían la estrella que habían conquistado en el cielo, la cera de la luna se había consumado. Ella perdió la fe en él ¡ya no eran nada!.
El señor “X” no podía entender lo que sucedía, tal vez era ese cierto retraso mental que a veces lo hacía la persona más agradable del planeta y otras muchas más un ser repugnante.
Solo, solo, solo, nuestro amigo se repetía una y otra vez “¿qué había pasado?, ¿cómo pudo suceder esto?” él no lo comprendía, no lo entendía, lo único que sabía su pequeñísimo corazón era que la señora “Y” era la flama de vida que necesitaba en el tunel oscuro, en su soledad tan desolada, en su amargura, en su decadencia, ella era su remedio, su medicina, su pensamiento, su risa, su llanto, su día de Abril, su tiempo, su ángel.
Y fíjense como a veces la vida nos muestra sus venenosos caprichos, en una ocasión al señor “X” se le acercó la señorita “D”, persona respetable, educada y fina.
- ¿Tiene algunas caricias que me regale? – Preguntó con ternura la dama .


El señor “X” busco entre sus bolsillos, en los polvosos rincones de su habitación, en el árbol de la noche triste, en “la casa de los sueños clandestinos” pero nada pudo encontrar, ya nada quedaba, todo estaba vacío.


Cierto día, el señor “X” salió a la calle, en el puesto de periódicos compró el diario “La mierda de todos los días”, lo hojeó un instante y se dijo a sí mismo, “efectivamente somos así, la misma mierda todos los días”, continuó su paseo, no se esperaba nada nuevo que le pasara entonces se encontró con la señora “Y”, juntos y frente a frente no se dijeron ni una sola palabra, aunque aún existía un destello de amor en sus miradas nada sucedió y cada quien continuó su camino, el señor “X” dijo “hola mi amor” pero la señora “Y” ya iba demasiado lejos como para escuchar tan tímido saludo, la señora “Y” recorrió algunas calles mas y dijo “adiós” en voz baja, sólo su mismo aliento le puedo oír y así los dos continuaron su camino, abandonados, emigraron a un distinto abecedario.


Texto agregado el 06-07-2002, y leído por 654 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
12-07-2002 carajo, porque tan triste, no podria haber sido la señora m... esta chido, perome suena a autobiografia nmi queridisimo señor "ch", recuerda el infierno nos espera... cronopio
07-07-2002 Me gusta mucho el lenguaje divertido que usas, el tono delicado y ameno del cuento. Una linda ocurrencia. tilcara
 
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