LAS PALABRAS DESCALZAS


Tratemos de no molestar a la palabra reposo y mejor aprendamos el arte de su calma.

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A la palabraimán la confunden con un abrojo pegoteado.

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La palabra silla es la única que queda sentada en el juego cuando se corta la música.

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¡¡casi casi terminamos todos en el hospital.
Menos mal que la palabra esquivar nos salvó por un pelito!!

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Una piel casi transparente, que cubre a una uva redonda, que rodea a una semilla, que dios escupe al suelo, que formará una exclusiva parra, que tendrá una hoja sensual, que ocultará al púbis de Eva, que es observada por un Adán excitado, que están a punto de descubrir a la palabra verguenza.

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LAS PALABRAS DESCALZAS
ME RELATAN LA PALABRA CUENTO


Con la palabra sangría me acuerdo que me agarré un peludo de tales proporciones que la palabra tambalear estaba más quieta que una estatua.
Aparentemente era un concurso de bebedores, la palabra premio acumulaba varios fajos de dinero y un pasaje hacia la palabra nieve.
La palabra noticia de que yo era el bebedor más campeón de la palabra mundo corrió de boca en boca como la palabra saliva.
se puso de pie la palabra aplausos y la multitud ovacionó mi ingreso a la taberna.
Pensé en decirles que yo no era la persona que esperaban, que la palabra equivocación los influyó mal y que solamente entré por la palabra ganas y como me dijeron que al fondo a la derecha estaba la palabra baño me apresuré para despresurisarme de orín.
La palabra desafió fué más fuerte que mis pensamientos e instantáneamente repensé esto:
"¡Qué se vaya al demonio la palabra control que lo único que hace es limitar a mis acciones y a mi vida. Qué se vaya al demonio la palabra sensatéz que lo único que hace es arrojarme en los brazos del buen mérito. Qué se vaya al demonio la palabra correcto que lo único que hace es aburrirme!!"
Levanté en alto la palabra puño y les dí al héroe que buscaban.
La turba, sedienta de la palabra poder, me lo agradecía.
Cuando observé a la palabra rival se me cayó el cigarrillo de la boca y no logro saber como llegó hasta mis labios porque no fumo.
La palabra gigante (por él) aparecía detrás de la palabra alfenique (por mí).
Era como la palabra eclipse pero de humanos.
Este bestia sin la palabra respirar se tomó tres litros de vino con azúcar al hilo.
Luego de la palabra eructo, tomó tres litros más.
Fué mi turno.
Un trago bastó para la palabra coma.
y otro trago para la palabra profundo.
Desperté a los ocho meses.
Perdí.