| La rabia se apodera de mí y me crispa los dedos,
 encoge mi estómago y derrite mi pecho.
 Se transforma en lava que baja rápidamente
 por mis piernas y me transforma en estatua.
 
 La rabia inmoviliza y ciega
 no hay nada adelante, no hay nada detrás,
 sólo la rabia, rabia que contamina.
 Dura, bronce y plomo que congela la sangre
 y hiela la mirada, oscurece.
 
 Cierra los oídos para quedarse latiendo
 fuerte, arriba en las sienes
 las venas acusan recibo y comienzan su danza
 rítmica tan tan tan tan tan.
 
 La rabia se ve en los puños,
 puños que se encogen sobre sí mismos
 dispuestos a tirarla fuera,
 mas, la rabia no quiere salir por los nudillos
 es civilizada, es educada y letrada
 y comienza a subir por el túnel hacia la lengua bípeda.
 
 Y sale despedida, arrogante y lacerante, brutal,
 Envuelta en sonidos bellos
 Emergiendo sin aviso como una ola,
 Devastando las praderas, carcomiendo los pequeños campos
 Y destruyendo con la misma intensidad al salir y al caer.
 
 Como una tempestad, como un rayo, quema todo alrededor,
 pisa con pies enormes y grandes.
 La rabia es tan rápida y mortal
 Que cuando abro los ojos
 La desolación te llena y cubre de vacío...
 
 Patra
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