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 Antes fueron simples ilusiones,
 retablos de momentos felices,
 ensueños navegables
 creyendo que el amor era cosa fácil
 forcé a mi corazón a degustar
 esos besos esquilmados y fetiches.
 
 Antes fueron simples anhelos,
 cabalgatas traslúcidas, sonidos,
 piel impolutamente desapasionada,
 inquietudes por no saber arribar
 a ese amor que pensé que me redimiría.
 
 Antes fue coexistencia simple
 trasiego de días en que, por conocerte,
 te hiciste desconocida, risa nostálgica,
 cerámica de los sueños, rota para siempre,
 se apagaron los cirios de nuestro Apocalipsis.
 
 Eso fue ayer,
 ahora todo es más genuino,
 te fuiste por voluntad predestinada,
 me suponías yerto, tejiendo fantasías
 agitando párpados en mis sueños de muerto,
 me suponías atrapado en lágrimas calcáreas,
 escarbando tu recuerdo entre mis pesadillas,
 suponías, acaso eso te solazaba.
 
 Hoy, ya hace mucho que aventé tu espectro,
 agité los recuerdos con sacrílega furia,
 preparé mis habitaciones para que el sol
 las habitara y así, aún en las sombras
 yo sintiera su incandescencia, crecí,
 la tumba alegórica se pobló de mariposas,
 mi invierno perpetuo dio paso a la dicha.
 
 Hoy ya no eres nada, acaso sólo un nombre,
 la fábula inconclusa que no terminamos,
 lo que ayer fueron harapos hoy es seda,
 avecillas múltiples me juguetean y añoro sencillamente
 las preseas diamantadas de esa nueva estrella,
 estrella luminosa, polar y demarcada,
 en el horizonte lúcido de las nuevas esperanzas…
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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