Confesión

Yo confieso ante Dios y ante vosotros, que he pecado
en pensamiento, palabra, obra y omisión.

Con mi corazón destrozado de testigo
y mis ojos llorosos como abogados,
declaro aquí y ahora
que he pecado
en odiar a quien más amo
y en detestar lo que más debo querer

Declaro además que
a pesar de reconocerme
un amante de la verdad
hoy prefiero simplemente
hacerme el desentendido,
negar lo sucedido
y no volver hacerme partícipe
de aquellas situaciones
aunque parezca un inconsciente
un inmaduro e incluso un desgraciado

Yo confieso ante Dios y ante vosotros,
que he pecado en pensamiento, palabra,
obra y omisión.

Y además reconozco que, aunque me duela,
lo volveré a hacer una y otra vez,
ya que no encuentro otra forma de vivir
sin odiar por siempre
a quien más quiero
en este mundo.