Siento el corazón tan grande que no cabría entre mis manos, y retumba como una banda a percusión.
Aún siento la calidez que tu beso dejo temblando en mis labios y el torrente de emociones que depositaste en mi pecho.
Me sentí viva por un lado, y por el otro, percibí mi alma tan lejana, revoloteando en un paraíso de ensueños.
Quise desaparecerlos a todos, a sus miradas de incomprensión, mas no pude así evitar que opacaran tan bello momento.
Y tendremos que vivir con ello, puesto que semejantes miradas nos atormentarán siempre, ¿qué saben ellos de la melodía que entablan nuestros corazones al mirarnos?.
Olvídalos, déjalos con su ignorancia, sólo mírame a los ojos, no permitas que apaguen la llama en tus pupilas.