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Lo miro sin convencerme, parece un angelito. He visto gente buena muy bien vestida de madera y manillas cromadas que parecen perros envenenados. Horribles y a punto de reventar. Pero este no. Que paradoja. Bebo mi ron con hormigas y no lo puedo creer. Por la pantalla se ve el rito fúnebre. Por internet, una colección de fotos que toman sus restos desde los ángulos más variados.

Me acecha una idea pesistente: no se porqué me acuerdo de mi profesor Domingo Constans. Quizás sea por lo perro que fue con nosotros. Le gustaba gritarnos y dejarnos en vergüenza cuando no nos cortábamos las uñas de los pies o cuando éramos sorprendidos sin calzoncillos por algún apuro. Le gustaba el pelo cortito y te reventaba a varillazos cuando no dabas con el resultado de la ecuación. Mi nariz está a punto de tocar la polvorienta pantalla. Digamos que, como un psicópata sin salvación, tipo Travis en Taxi Driver, me acerco a ella para ver el cadáver del angelito. Y allí está, es él. Alcanzo a notar los puntos de luz atomizados. Tengo el teléfono lleno de llamadas perdidas de amigos. Algunos con los que no he hablado en muchos años. Cuál de todos más cagado de la cabeza por el mismo angelito. Se porqué me llaman. No contesto, de seguro sus palabras serán en letras de molde. Tan evidentes y repetidas como las de la TV.

Es rarísimo pero siento un vacío tremendo desplegándose por todo mi esófago hasta el núcleo del estómago. Quema. No era así como lo pensé. Ha sido distinto, indefectiblemente raro. La muerte del dictador la idealicé siempre como la mismísima venida del Mesías, bajando del cielo así como aparece en la carátula del Atalaya que de vez en cuando me llevo al baño para leer. No se, algo parecido. Quizás un evento extraordinario, como película de Tarkovsky. Se murió el Tirano y todavía no se me cura la úlcera. Ojalá la familia se mantenga unida y no se disgregue por esta inesperada muerte. Dejaré de pensar en la posibilidad de ser yo mismo su asesino, el sicario del pueblo unido, cohesionado y férreo frente a la tiranía facista. Ya no podré ser el Turi Guliano que imaginó Mario Pusso. El héroe que libró al país del yugo amarillento; el de las cajas de vino tinto en las protestas del once; el encantador de culebras; el compañero amante. ¿Qué hago ahora que el atavío no se me fue con su muerte? Yo esperaba que fuera así pero el hartazgo que llevo dentro es el mismo de ayer, de antes de ayer, del mes pasado y resulta que no se va. ¿Y qué hago con los casetes de Silvio, me los meto en la raja?

Hay gente saltando de alegría; destapando champagne. Están los de la barra y las viudas que no paran de llorar. No están los que siempre anduvimos buscando y no van a estar nunca. Le tiro una bocanada de humo al helecho que tengo al lado mío, arrinconado entre la repisa de mimbre y la lámpara de pie. Una con rabia y pica. Se murió el angelito, y nada pasó. Un desegaño más y tres moscas que se posan en la pantalla. Tengo que apagar el televisor, mañana parto a primera hora al trabajo. Me voy a dormir con la esperanza de que al menos esta vez las malditas pesadillas se las haya llevado el finado consigo. De que por último mañana me pare la micro, no se, digo yo. No importa que me lleve colgando de la escalinata porque si así no es, no tendré a nadie a quién echarle la culpa de todo lo malo que me pasa y otra vez me sentiré perdido.

Texto agregado el 12-12-2006, y leído por 566 visitantes. (13 votos)


Lectores Opinan
05-02-2008 Más allá de connotaciones y denotaciones, me parece un texto muy bien escrito, con un excelente manejo del mensaje. Yo, qué querés que te diga, al "Angelito" lo veo infinitamente más hombre que a los hijos de puta de acá, que ni siquiera tuvieron las pelotas de admitir las muertes y desapariciones. Malditos dictadores, hacedores de viudas y huérfanos, que en el momento final no se diferencian de ninguna buena persona, pero que (como argumento a favor de la inexistencia de Dios) suelen vivir varias décadas más que la gente buena. OrlandoTeran
19-11-2007 im pre sio nan te, te lo escribo separado para que me interpretes.5*, porque no hay mas...sino alli estarían. La calidad con la cual ilustraste tu sentir y que otros, a pesar de no haber vivenciado algo parecido a lo que te motivo, podemos trasladarlo a hechos propios. MAGAROSA
18-10-2007 realmente has reflejado el sentir de muchos aca´, esa sensación de que ¿cómo, y eso fue todo? no puede ser!!!, esa sensación de desesperanza, un tanto de impotencia, y de frustración....y como bien te dice loreto, la cara era puro maquillaje y producción...por dentro el viejo estaba más podrido que manzana envenenada....y es lo que llevamos por dentro lo que cuenta....saludos y felicidades por tu texto. Arianna
19-05-2007 hay fuerza en tus lertras y eso no es poco. Me parece bien lograda tu historia. Enhorabuena. Jazzista
02-04-2007 (Acotación al margen: acabo de darme cuenta de que su rostro debe haber esto hinchado por exceso de cortisona..., de ahí entonces la imagen de bebe regordete, mas que de viejo senil...) loretopaz
02-04-2007 Me parece que expresas muy bien esa incongruencia, porque ese ser malvado, - porque lo fue -, se veía como un angelito, y eso fue un choque para muchos. Claro que parecía un angelito, pero eso no tiene nada que ver con la belleza interior, es mas bien cosa de plata. Los ricos pueden darse el lujo de ponerse inyecciones, cremas, ungüentos y pomadas, además del maquillaje para verse 'mejor', aún en la muerte. Lo importante para mí, es que murió, y eso ya marca una frontera entre un antes y un después, aunque en el momento mismo sea imperceptible. Describes muy bien esa sensación de frustración y desengaño, que sentiste y que muchos sintieron en el momento, porque, querámoslo o no, finalmente, formaba parte de nuestras vidas, y construimos muchas ideas, ilusiones en torno a su persona, pero era falso. No era él la clave, es todo un sistema que giraba en torno a él, pero con una dinámica propia. Confieso que su muerte me alegró, no bebí champaña ni salté de alegría, pero fue un alivio inmenso, un peso enorme del que no tenía conciencia, que cargaba sin saberlo y que desapareció al instante mismo de la noticia de su muerte. Cada cual debe hacer el duelo a su manera, no de su desaparición, sino de la de nuestras ilusiones perdidas. (las de antes y las de después) loretopaz
13-02-2007 Sí, se murió "el angelito", sin probarle las culpas. Me gustó tu texto ***** SorGalim
11-02-2007 Tienes la genial ocurrencia de darle vuelta a la tuerca y colocar al lector en la perspectiva menos común. Pero lo haces tan sutilmente que casi me solidarizo contigo de no ser porque sería doloroso meterme los cassettes por la raja. Me gustó muchísimo. santacannabis
23-01-2007 ...nada o casi nada, andaba hace tiempo mas muerto que vivo... libelula
18-01-2007 Una cosa parecida al síndrome de Estokolmo. Nos quitan al dictador que llevamos dentro y, tan acostumbrados estamos a disfrutar del clavo de sus botas, que nos sentimos huérfanos. Sumisos o insumisos ¡que paradoja! necesitamos del "enemigo" como el comer. azulada
20-12-2006 Lo has evidenciado bien en tu texto la muerte de este personaje igual que otros acontecimientos "importantes" es un fetichismo, porque no cambian nada concreto realmente. musquy
18-12-2006 Me voy a ir por lo literario, por este mundo que crea siempre tu pluma. No puedo evitar el asco, eso sí, de imaginarme al personaje de tu cuento, tan enlatado como cuando abro un tarro de atún, todo ordenadito, pero huele...Bueno, retomo tu texto. Admiro al forma que tienes de recrear las situaciones, de regalar a l lector todo un entorno, todo olores y colores. Lo demás está dicho, tus palabras traen lo preciso respecto de los acontecimientos y del sentir de más de alguien allá afuera. Toda una historia que premite saber del protagonista, la vida sigue, aunque sea colgando de la micro, que también titne su encanto eso...Estrellas pa' tus letras y tus historias. FaTaMoRgAnA
15-12-2006 Intentar sentir lo que vosotros en estos momentos creo que es imaginable. Yo intento darle la forma que tu defines, pero seguro que me quedo a miles y miles de kilometros de lo que sientes tu, y como tu tanta y tanta gente. Me gusto tu narrativa muchisimo.Un saludo de una jaenera. currilla
14-12-2006 Me daba miedo ver a la gente llorar ¡de pena¡ por su muerte. Excelente relato Cao burbuja
13-12-2006 Eh! Una posibilidad entre muchas, luego de la vuelta (supuesta para algunos) a la democracia muchos se quedaron sin pega, ni gritos ¿Se corre el mismo riesgo ahora que se murió el protagonista de las pesadillas? Quizás o tal vez, aparecerá otro o te dirigimos nuestras aprensiones, miedos y frustraciones hacia otro flanco. Pero estas equivocado, jamás lo pensé como angelito, parecía mono de cartón piedra, como esos monos cabezones que andaban en las ferias, cuando yo era niña y tú no habías nacido. Esos me daban susto. Ya, mis estrellas, niño anemona_
12-12-2006 las malditas pesadillas se las llevó el finado,las de él!..las tuyas junto con los casetes de Silvio,efectivamente vas a guardarlas en tu raja..y sí!no estarán jamás los que seguimos buscando.me gustó porqe jugas al filo de la cornisa. nueces
 
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