Desde niño.

Pablo pintó con rojo la palabra verde que señalaba un carro amarillo. Emocionado, se apuró a sacar su dibujo cuando la maestra lo pidió en clase, tenía apenas 7 años. La maestra lo miró preocupada y lo mando escribir cien veces de castigo: “debo repasar los colores todos los días en mi casa”. Que coraje. Claro que conocía los colores. Solo quiso jugar ingeniosamente con ellos, para reír un poco. Sus padres también lo regañaron. La maestra lo canalizó a sesiones especiales para ver si el chico no andaba mal de la cabeza. Advertían a sus futuros maestros del extraño comportamiento del niño que se hizo joven y ahora es un señor que pasa horas en la zapatería sin poder decidirse que color de zapatos comprar, aunque sabe que terminará comprando color café, porque siempre, desde niño, ha usado zapatos cafés.