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Era él un hombre taciturno. Mas bien callado, por la apariencia podría uno pensar en cierto aire intelectual oculto tras su mirada, pero las manos toscas le delataban el oficio. Carpintería, y de la buena. Un buen trabajo con el que había criado y levantado una familia entera.
Hoy, tres hijos y 17 años de matrimonio después, estaba frente a ella y no sabía que hacer, ni que decir. Mucho menos que pensar, todo lo que ahora pasaba por su mente era alejarse y olvidar que aquello estaba pasando.
Al principio pensó que era una simple idea suya. Al final, como las cosas andaban tan mal y discutían por todo. Además ella con ese oficio tan complicado, de enfermera,trabajando por las noches y estudiando además, podría tratarse simplemente de cansancio, de hastío de todos los días. De esa verdad que siempre estuvo allí pero que nunca quisieron verla. Acaso era mas facil el proseguir juntos en esa especie de tensión monótona y hostil que enfrentar el fracaso común, la pasión apagada, los besos añejos que vencidos ya,se guardaban sólo para ocasiones especiales.
Pero el caso es que ahí estaba y no quedaban dudas posibles. La había perseguido, incluso le había quitado el auto a un amigo para que ella no pudiera notarle. Desde lejos, observó su encuentro, el abrazo, el beso corto y a la ligera, la sonsrisa iluminada que le alumbraba la cara y no significaba mas que su disfrute por esa pasión oculta mientras que él permanecía en casa. ¿Cuantas veces había sucedido?, ¿Quien era ese tipo que la tocaba y se le acercaba e ella, su compañera de todos los días?
La rabia, el dolor, la tristeza, el odio y porque no admitirlo también, la sensación de minusvalía se apoderaron de él como un todo. No había espacio para el pensamiento, ni para nada más.
Se bajo del auto y silencioso se acercó hasta ellos. Ni que decir de la mirada de sorpresa mezclada con vergüenza de esa mujer que ahora odiaba tanto, mucho menos del pánico que se apoderó del hombre. Ahí estaban los tres.
Lo mejor en estas circunstancias es hacer negocios, tras proponer un brindis.
Lo mejor será Sr. que me pague ud. por los servicios que noche a noche, de supuestas guardias le ha prestado mi mujer.
Quizas si piensa que no vale tanto en efectivo, pues podríamos transarnos por unas cuantas noches con la mujer suya, para quedar tablas.
Despues de mucha rabia y un penoso silencio en el que ni una palabra era posible y se apoderaba de los tres un desasosiego bochornoso, pensó que lo mejor era marcharse. Y así lo hizo. Luego en casa, con los tres niños en ella que dormían, lloró infinitamente. Como nunca lo hizo. Y es que ahora, no sería solo una duda o un pensamiento. Ahora lo que habían ocultado tres hijos y diecisiete años tocaba afrontarlo a la fuerza. Ahora, las manos de carpintero que habían creado una casa y una razón de vivir, dejaron de cobrar sentido. Ahora la fantasía estaba totalmente enterrada. Ahora, aunque no lo quisiera, tendría que empezar a vivir de nuevo.

Texto agregado el 17-12-2006, y leído por 117 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
20-12-2006 Como la vida...bello... naiviv
19-12-2006 un escrito con mucho sentido extraodinario5* neison
17-12-2006 me encantó!el final me pareció "demasiado"explícito..pero es excelente!+++++ nueces
 
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