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Leyenda urbana

- La amiga de una prima de mi prima- dice Maite con la boca llena de medialuna de manteca mientras se limpia las comisuras con un bollo de servilleta de papel, - tiene una conocida que una vez – traga con dificultad,- estaba comiendo queso crema con un cuchillo, ¿no? Entonces, dame otro mate, nena, entonces quiso ir a buscar no sé qué a la heladera, y la mina iba así, chupando el cuchillo y en eso se tropieza y se cae – chupa el mate, muerde más medialuna, - la encontró el marido en el suelo con el cuchillo que le salía por la nuca – dice levantando las cejas y haciendo sí con la cabeza.
Cecilia se sacude las miguitas prendidas en el pecho de su polera verde musgo, se mete dos bizcochitos en la boca y empieza a hablar sin dejar de mirar lo que limpia con su mano. - ¿y la mina esa que cocinó a la amante del marido?- termina su tarea, sacude sus manos aplaudiendo, le molestan las migas. - El tipo tenía una minita – estira la mano para agarrar el mate – y estaba por dejar a la mujer, che esto está frío-
- ¿lo caliento?- pregunta Laura
- Dale. Bueno, tenía otra mina, y un día la va a ver y ella no aparece. Vuelve a la casa y la mujer le cocinó carne al horno. Al otro día llama a la amante por teléfono y nada. Esa noche la mujer le cocina milanesas. Y así por una semana. Albóndigas, guiso, qué sé yo. Entonces el tipo una noche después de cenar le dice basta, estoy repodrido, estoy enamorado de otra y me voy a ir con ella. Tarde, le dice la mujer, hoy te comiste el último pedazo que quedaba-
- ¡La puta, esa es brava!- dice Mercedes con la boca llena de bola de fraile, regando el suelo con azúcar y pedacitos de masa que se le escapan de la boca.
- Qué guarra, ¡cerrá la boca para comer!
Ante el reto de Maite, Mercedes sonríe como una nena. Traga el bolón que tiene en la boca, se chupa los dedos.
- Yo conozco otra- dice levantando la mano como si estuviera en plena clase de historia con la Fabrizio. – Dos amigas se quedan solas a dormir en la casa de una de ellas. Los padres se van al cine o algo así. Se ponen a mirar una película de terror, dame otra bola, no esa no, la de dulce de leche, eeesaa, bueno... ¿dónde iba? ¡ah, sí! Bueno, miran la película y les agarra miedo, che, me están cagando con el mate...-
- ¡¡Daaaleeeee!!
- Bueno, entonces se van a dormir y se acuestan una en cada cama. Entonces como tienen miedo una dice dame la mano, y se dan las manos y se duermen. Al otro día les cuentan a los padres entonces dicen: nos dimos la mano así ¿ves? Y cuando quieren mostrarlo... resulta que no llegaban.-
- ¿Y?
- ¿Cómo “y”? ¿no ves que no llegaban pero a la noche sí? Es porque había algo o alguien en el medio.-
- A mí me contaron una de un tipo que se levantó a una pendeja en la calle, y que salieron, che que no hierva la pava, bueno, salieron y estuvieron transando y no se qué, y él la lleva hasta la casa y la deja, pero descubre al otro día que la chica se olvidó el suéter en el auto. Va hasta la casa, no te comas la medialuna que es mía... bueno, va hasta la casa, toca el timbre y sale una señora y él dice que tiene el suéter de la hija porque salieron anoche y la mujer dice no puede ser, mi hija murió hace seis meses.-
- ¿y era el suéter de ella?
- Era...-
Se hace un silencio y todas se miran. Al unísono, señalándose entre ellas con los dedos índices, todas gritan: - ¡Pasó un áaaaangeeeel!- y se ríen codeándose. Un ruido de voces interrumpe la monotonía y las obliga a un silencio repentino y absoluto.
- Te digo que lo dejé acá, arriba de la mesada, al lado de la pava... no puede ser...- dice la mujer.
- Lo habrás dejado en el auto...- contesta el hombre levantando los hombros.
- Lo puse acá. Acá, acá – replica un poco alterada. Él la mira un rato, su gesto de perplejidad, el movimiento giratorio de su cabeza como buscando;- con el paquete de facturas... ¡pero la puta, tampoco está el paquete!-
- ¡Vos siempre la misma desbolada! Después le hechás la culpa a mi vieja, que te afana, que lo hace a propósito, que te desaparece todo... ¡ Duendes en esta casa no hay, así que buscá ese mate porque en algún lado lo pusiste!
- ¡¿Qué me querés decir, que estoy loca?!
Se van de la cocina discutiendo. Las voces se pierden por el pasillo.
Debajo de la alacena marrón, Maite traga el último pedacito de su medialuna y estira un poquito las alitas tornasoladas. Todas la imitan y el vientecito hace flotar algunas pelusas. Cecilia se acomoda sobre chapita de cerveza.
- Dame otro mate. ¿Alguien se sabe otra historia?.

Yanina Martul

Texto agregado el 08-07-2002, y leído por 1932 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
01-11-2006 ¡Ah, qué bueno es esto de los universos que a ratos se intersectan!, y el humor y verdad. Un guión que puede ser de comic, de serie de televisión o de cortometraje. Muy bien... venicio
27-09-2006 Estupendo. ladino
20-03-2006 me gusta mucho, es inocente, cotidiano y magico a la vez... aleatilio
18-09-2004 Intesesante y original. Me ha gustado. Mis felicitaciones. Un saludo SOL-O-LUNA
17-01-2003 Qué buen estilo tienes para narrar, con esa aérea naturalidad de pasar, como jugando, por diversos planos narrativos. Me quedó vagando, en la mente, un vientecillo fantasmagórico. Saludos. mandrugo
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