En las primeras horas del viaje, no había podido relajarse ni acomodarse en el asiento, y por ser aún de día, mantenía la vista sobre la carretera que rápidamente se escondía debajo del autobús.
Buscaba que ese movimiento repetitivo lo llevara finalmente a un estado adecuado para poder quedar dormido. Poco a poco y sin darse cuenta, estaba logrando su propósito.
Comenzaron a asomarse imágenes desconocidas y confusas en su mente, hasta que se miró a sí mismo cuando niño; entre el grupo de señoras que acudían a su casa para concursas en la lotería. Aparecían imágenes de las portadas de libros que leía en ese entonces sobre la interpretación de los sueños. Veía la silueta de una cabeza, una serpiente verde sobre un fondo negro. Hasta que estas formas perdieron nitidez y se convirtieron en un remolino de colores.
De pronto sintió recobrar la sensación del momento en el viaje; se vio él mismo en el asiento delantero del autobús.
Su perspectiva visual ahora se concentraba en el enorme cristal del parabrisas, pero ya no podía distinguir lo que ocurría afuera; el fondo era negro y difuso.
Pudo ver como el parabrisas se acercaba lentamente hacia él, hacia su rostro, pudo sentir la textura fría del cristal, sintió como lo atravesaba y como podía distinguir claramente ahora lo que había afuera. Todo se tornaba sumamente claro, parecía como si de pronto se hiciera de día.
Un sobresalto acogió al joven viajero, sacudió su cabeza y trató de reincorporarse, pero su cuerpo estaba aún dormido. En el forcejeo para lograr tener control sobre su cuerpo, trató de adivinar el significado de aquel extraño sueño, hasta que pudo mover sus articulaciones, para levantar la vista y ver como una forma oscura en el alba se acercaba velozmente hacia el panorámico del autobús.
Todo ocurrió muy rápido. En las primeras horas de la mañana, el autobús en el que viajaba, se había estrellado contra un camión sin luces estacionado en plena carretera. El único en morir fue nuestro personaje. Había podido al fin adivinar el futuro, pero lo único que pudo adivinar fue su muerte. Nadie supo lo que vio nuestro amigo en ese sueño. Ninguno de sus familiares y amigos supo nunca, que nuestro personaje pudo lograr lo que siempre había deseado: predecir el futuro.