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Cancún, México, Miércoles 3 de Septiembre, 2025 La Playa 9:30 p.m.

Un grupo de muchachos, de esos que se van de vacaciones ínter escolares a las playas de Cancún, para ver lo que quedaba del mar caribe… aaaahh, esos tiempos en los que en el mar la vida era mejor se habían ido junto al huracán de azufres de hace 5 años, el ultimo que se había presenciado desde el terremoto del 2010, afortunadamente Cancún no extrañaba su brisa de eterno verano.
Estaban jugando, corriendo por la playa, arrojándose una pelota de hule, las emanaciones de los volcanes cercanos creaban una ligera luminosidad que hacia parecer la noche sin luna como si el día estuviese a punto del ocaso. Alejandra noto que el paisaje ya no le era muy familiar, los chicos se habían detenido al pie de una depresión en el terreno que no habían visto, así que se acerco a Eduardo algo asustada, los demás disfrutaban de la vista, Eduardo era aventurero y casi siempre era el que mantenía despiertos a sus compañeros con excelentes historias al pie de la fogata en las noches que acampaban, produciéndoles terribles pesadillas mientras él, dormía en cualquier lugar que le cobijara.

- Lalo – se acercó Alejandra sujetándolo del brazo - ¿No crees que estamos muy lejos del bungalow? Deberíamos regresar, aquí hay muchos hundimientos por los cenotes que hay en esta tierra aún -.
- ¿Como crees? – le respondió Eduardo al tiempo que la abrazaba y la llevaba con los demás chicos – ahora es tiempo de que sepan por que los traje aquí… -.

Los alcanzaron en un momento, Ramiro y Lupita estaban junto a Alejandra y Adrián, en medio de ellos se colocó Eduardo y los miró…
- “En esta playa es justo donde el último Rey Maya escondió sus secretos de los conquistadores, era ciencia tan avanzada que no lo podrían llegar a comprender hasta después de 1000 años de estarlo estudiando, les dijo a los españoles - que no estaban dispuestos a esperar tanto para saborear esas riquezas del mundo maya – los conocimientos que guardamos de cómo visitar a las estrellas están escritos en coral con plumas de Quetzales de oro y jamás nadie como ustedes lo podrán obtener, pues ahí está todo el secreto de nuestra ciencia y nuestra magia, el saber de nuestra grandeza”
- ¿Qué pasó con el Rey maya, Lalo? – Pregunto intrigado Ramiro - ¿Lo mataron? -.
- ¿Matarlo? – respondió alzando la voz – ¡Eso hubiera querido! lo despellejaron vivo, poco a poco fueron quitándole la piel, un poco cada día hasta que lo volvieron loco del dolor -.
- ¡Qué horrible! – se erizo Alejandra apretujándose más junto a Lupita - ¿Y que pasó? ¿Les dijo donde estaba el Tesoro? -.
- Es obvio que no – dijo Ramiro volviéndose a Eduardo buscando su aprobación - ¿Has visto a un español con armadura en la luna? -.
- Pues… - dijo Eduardo asumiendo un aire misterioso… el Rey Maya les dijo como encontrar el tesoro… poco antes de morir…solo que… -.
- ¿Qué? – dijo Alejandra casi presa del pánico pues los sonidos del la selva comenzaron a incrementarse - ¿Lo encontraron? ¿Regresaron? ¿Lo vieron? -.
“El Rey Maya les dijo, en su locura, que debían caminar hacia el ocaso a la mitad de la noche, entonces el sol oscuro revelaría la puerta interior del templo sagrado, caminar sin mirar atrás por las perlas del mar entre los dedos de la luna, así llegarían al corazón del Xial-Vu-Pan, donde mana la sangre plateada de los dioses, ahí, el camino se les revelará”
- Guau – Se estremeció Lupita – ¿Así como esa playa que parece estar a lo lejos? – Todos voltearon a ver lo que les señalaba su amiga y se quedaron maravillados: una playa que no estaba ahí, sobre la depresión de tierra ala que habían ido a parar les sonreía, invitándolos a pasar – Tiene sentido ¿no?
Todos se quedaron como estatuas mirando aquél pedazo perdido de tierra – tiene que ser una broma pensó Eduardo para si – pero realmente todo tenía relación: ahora el descompuesto aire emanaba luminosidades del ocaso casi a la media noche, el sol ya no se encontraba, ahora el único sol que tenían era el de la incertidumbre, así que ¿Qué pasaría? ¿si solo pudieran encontrar esa leyenda…?

- ¡Vamos! – gritó Eduardo presa de una excitación sin igual - ¡vamos, tenemos que encontrarlo! – y echo a correr hacia la depresión, pero Ramiro lo alcanzó a tumbar por las piernas - ¡Suéltame! – le rugió a su amigo - ¡estamos cerca del mar de conocimiento! tal vez con el seamos capaces de hacer florecer nuestro mundo nuevamente… – sus ojos se inundaron con lágrimas -.
- ¡Eso es una locura, Lalo! No es más que un espejismo alimentado por tu historia -.
- ¡Claro que no! – se soltó y echó a correr nuevamente hacia la tierra fantasma - ¡ya lo verás! -.
- Rayos – maldijo Alejandra – debemos ir por él antes de que se haga daño -.

Los muchachos corrieron tras Eduardo que les llevaba bastante delantera, llegó hasta el agua que afortunadamente en Cancún aún podían tocar sin trajes especiales y nadó rumbo a su isla… la isla de sus sueños, cada vez se sentía mas cerca de algo que era capaz de devolver el color al mundo que conocía en fotografías, en internet, libros viejos… en los recuerdos de sus padres… sus abuelos…
Tocó la playa, se quedó mirando el extraño sendero que lo conducía a la cima sin decidir si dar un paso mas o no, cuando lo alcanzó Lupita – una experta nadadora, había dejado atrás a Ramiro aun con sus 15 cm. mas de brazo que tenia en comparación con Lupita, delgada y morena, digna sirena de las tierras del maiz – lo abrazó y trató de dialogar con él, pero la mirada de Lalo estaba perdida en la indecisión. Pronto llego Ramiro y Alejandra escurriendo su ropa de cristalina agua. Trataron de tomar a Eduardo y regresarlo, pero cuando voltearon solo había un mar de neblina que rodeaba la pequeña isla donde se encontraban “Estamos en los sueños del Rey” – susurró Eduardo para todos, como si el más leve sonido pudiera despertar al milenario Rey – “Por eso los españoles no pudieron cruzar la frontera que los separaba del tesoro de los Mayas”
- Me carga el payaso – maldijo Alejandra – y yo que creí que estas si iban a ser unas buenas vacaciones lejos del terror de la ciudad –
- Ahora, solo hay que seguir el camino de perlas que nos llevara al templo sagrado de los mayas – dijo Eduardo dando por fin el primer paso hacia la cima de aquella isleta – síganme -.

Comenzó a ascender hacia la cima de aquella colina, sus amigos, al no poder regresar pro donde vinieron, llegaron a la conclusión de que desde arriba podrían apreciar mejor su situación, por lo que acompañaron a Eduardo a la cima. No les costo trabajo llegar ya que no era una pendiente muy pronunciada. Al llegar a su meta, vieron como realmente estaban en una isla, era como un algodón de azúcar en medio del agua, no había hacia donde mirar sin encontrar un banco de nubes y la tierra que acababan de dejar.
-Estoy empezando a creeré en tu historia, lalo - dijo Lupita -
-No - dijo Eduardo - no lo crees, pero sabes que es verdad -.
-Odio cuando dice ese tipo de frases - le dijo Adrián a Ramiro -.
-Yo también... empiezo a creerle - le dijo Ramiro a Adrián sin mirarlo - Vamos -.

Al fin, al llegar hasta donde estaba Eduardo, Ramiro apresuró a los demás, Eduardo estaba hincado junto a una gran roca esculpida con un rostro ancestral que parecía estar dormido... hasta que llego Eduardo y lo toco en la frente con un beso - "Despierta, Mi Rey" - susurro al tiempo que lo besaba –
Como si fuera un hijo solicitando el consejo de su padre, la roca comenzó a vibrar lentamente, tenia una sensación de calor que inundo a Ramiro y a los demás que fueron llegando poco a poco.
El Rey Maya fue despertando de su letargo poco a poco, mientras lo hacia se comenzaba a oscurecer el cielo por una bola negra que iba haciéndose mas grande cada vez y la cual iba reduciendo la poca luz que había allí, era como estar desde el otro lado de la luna y mirar hacia abajo y ver un sueño hermoso.
Fue hasta que quedo una línea de luz lo que llamo la atención de los muchachos que ya estaban al lado de Eduardo, que vieron como la sombra proyectada por la oscuridad formaba la figura de un arco parecido a las que habían visto en Palenque.
Eduardo los guió hasta la sombra proyectada en el suelo y comenzó a bajar invisibles escalones y mientras se iba perdiendo en la oscuridad invito a sus amigos a que lo siguieran. Lupita fue la ultima en entrar y antes de hacerlo, miro el ultimo árbol que tenían a la vista y vio como se posaba sobre el un quetzal de oro que brillaba como la luz misma.
Fue una oscuridad absoluta la cual tuvieron que soportar por lo que les parecieron años, pues en la oscuridad el tiempo se pierde como la luz. Ramiro fue el primero que entro siguiendo a Eduardo y el primero en verlo apostado frente a una gran playa, era como el nunca hubieran bajado y al contrario hubieran subido, el sol brillaba esplendorosamente, como en los documentales antiguos, había palmeras y arena dorada, una ligera brisa que no quemaba la piel ni los pulmones. Cuando todos llegaron, se sorprendieron, no paraban de mirar todo, querían tener todo aquel espectáculo grabado en sus mentes, y querían recordar todo lo que pudieran. -"Ahora solo hay que seguir el camino de plata"- Lupita se acerco a Eduardo y le señaló un camino lleno de corales y conchas “por aquí" dijo decidida y comenzó a avanzar, Alejandra la miró sin poderlo creer, pero acabo por seguirlos.
- Es lógico - pensó Ramiro - el camino esta cubierto por algo que no es plata, pero los españoles les enseñaron que era, si no se hubieran descubierto los mayas. Este camino brilla como si estuviera cubierto por pepitas de plata, entre las conchas nacaradas, los brillos de la arena, el sol y... ¿perlas? de verdad hay perlas sobre este camino... ¡guau! pero no tenemos derecho a tomarlas, son solo el camino y cualquiera se puede perder -.

Al cabo de un rato de estar caminando entre serpenteantes caminos, llegaron a un camino elevado desde el cual pudieron admirar el mar, azul como cobalto y entonces lo vieron: el camino de perlas.
Eran unos montículos de coral que se separaban a cierta distancia uno de otro y al parecer rodeaban una montaña, los años les habían concedido brillo y el sol lo exageraba con gusto plateado.
- A eso se refería con caminar sin mira atrás por las perlas del mar... no a este camino - dijo Ramiro - vamos, debemos ir allá lo mas pronto posible, la marea comienza a subir-.
- A eso se refería con no mirar a tras, las perlas desaparecerán cuando suba la marea, debemos darnos prisa - dijo Lupita -.

Corriendo llegaron hasta el primer montículo, el otro parecía estar solo a un brinco, y así fue, Ramiro se quedo hasta atrás, siendo miembro del equipo de lucha grecorromana, ayudaría al que pudiera para que no tuvieran que voltear hacia atrás. Libraron las perlas del mar, y así llegaron a otra playa a el otro extremo del acantilado... las perlas había desaparecido.
Comenzaron a caminar por el pequeño sendero invadido de hierba, pero a cada paso parecía como si la hierba misma les cediera el paso para que continuaran con su camino, les abrazaba amistosamente los pies. Así la poseía de reveladora verdad se hacia realidad “ahí se les revelara el camino” – Estamos siendo dignos de esto, pero ¿por qué? – se preguntaba Ramiro, mientras Eduardo los seguía guiando y en su mirada se notaba ese placer de la aventura que solo el podía tener.
Al cabo de un rato de estar caminando, se detuvo Eduardo a la mitad de un paso entre las montañas – Algo esta mal – les dijo a sus compañeros y éstos, casi se hicieron presa del pánico, pues si había alguien que los podía sacar de ahí era Eduardo dado sus estudios sobre las culturas prehispánicas.

- ¿No notan algo raro en todo esto? Es como si faltara una pieza del rompecabezas -.
- ¿Algo como que? – Preguntó de inmediato Ramiro tratando de analizar el asunto -.
- Yo también siento algo que no encaja -dijo Lupita muy seria -.
- Ahora todos le creen a este loco – dijo Adrián ya incomodo con la situación - ¿No ven que estamos perdidos por andar siguiendo a lalo? Y ahora hasta creen en sus cuentos de niños -.
- Pues de hecho yo también le creo – dijo Alejandra irguiéndose muy segura de si misma – y creo que ya encontré cual es la pieza que no encaja – todos la miraron y ella señaló hacia un arbusto pequeño en la pared – esto – hizo a un lado las débiles hojas del arbusto y descubrió un tallado en la piedra con una forma extraña, como si quisiera indicar algo.

Eduardo se acerco poco a poco, casi sin tocar aquella extraña marca, como si temiera borrarla con el solo roce de sus dedos, lo estudio un poco, realmente no sabia que quería decir por que una cosa es estudiar historia y otra letras prehispánicas, Lupita se acercó para verlo mejor y comenzó a mirar hacia arriba, señaló como l alinea de luz de aquel sol extrañó para ellos: una línea se iba dibujando con una extraña forma que recordaba los aros de gol del juego de pelota antiguo justo encima de aquella extraña escritura en la roca.
Eduardo comenzó a dibujar escalones con su mente y calculo que solo necesitarían unos 4 o 5 escalones para llegar, si tuvieran algo para hacer la escalera, Adrián estaba del todo molesto por que no solo no lo escuchaban si no que parecía estar de acuerdo todos en hacerlo parecer un tonto, así que se recargo contra la pared sobre la marca para hacerse notar, pero al tocarla con su mano en cada uno de los puntos, salieron de la misma roca unos escalones que mas bien eran como salientes en la roca, por lo cual los amigos felicitaron a Adrián y comenzaron a subir por la pared para alcanzar la abertura formada por la sombra y uno a uno se metieron en ella. Adrián los alcanzó sin mucha convicción, pero bueno… ¿A dónde más iría?
Cuando se introdujeron los cinco a aquella sombra, se encontraron en un corredor por donde penas pasaba la luz del sol, y daba a unas enormes puertas con el mismo grabado en el centro de la misma, también en relieve de piedra, era como si la inscripción quisiera significar algo para ellos, pero no lo comprendían, pero en eso, para sorpresa de todos Adrián se acerco a la puerta y la empujo con sus manos abriéndola y casi cegando a todos por el gran resplandor que había ahí dentro.
Aun sorprendidos por la brusquedad de Adrián, este dijo con una voz extraña –“Yo soy el guardián de las puertas del infinito y si han llegado hasta aquí es porque nuestro rey les ha permitido soñar junto a él… “ … Adelante…
Los chicos pasaron y cuando paso Ramio al final, Adrián pasó inmediatamente después y lo pasó y fue disminuyendo el paso hasta quedarse pie, como si no recordara nada y estuviera confuso por el lugar donde se encontraba, pero lo tomo como algo mas raro que pasaba ahí y siguió su camino.
Lo que vino a continuación nadie se los ha creído hasta el momento. Un momento tan importante que no quedo registrado en la historia del planeta por su total inverosimilidad, peor que perdura hasta nuestros días por que quedo grabado en la piedra que fungió como testigo esa vez: la roca se comenzó a abrir, era algo extraño, como si la montaña se desnudara ante su amante por vez primera y le descubriera sus secretos poco a poco, animándolo a seguir descubriendo casa vez mas, de la división de la roca brotó una roca de color rojo del oro y comenzó a palpitar… era el espíritu de nuestro planeta que estaba agonizando, la roca latía… si, ¡latía! Era algo que jamás creyó nadie que sucedería, pero ahí estaba, y en ese momento no había mundo, no había nada de lo que les habían enseñado jamás, era una conexión interna con el planeta, tan íntima que nadie ni nada tenia derecho a romperla… era el principio nuevamente, pero para un nuevo principio debe haber un final.
Aquel corazón de roca escarlata estaba bañada ligeramente pro agua que parecía provenir de arriba de la escarpada montaña, al parecer era lo que la tenia en ese estado de sufrimiento a nuestra madre Tierra.
- ¡Debemos llegar al pico de esta montaña antes de que se acabe el agua! – Exclamó Eduardo – es preciso llegar y ver que esta sucediendo… chicos… la tierra, Xial-Vu-Pan… se muere -.
- ¡Como es eso! – dijo Alejandra sin entender lo que pasaba exactamente - ¿La Tierra se muere? -.
- Es muy claro, el Rey nos trajo en su sueño hasta este lugar para poder ver lo que pasa con la Tierra, esta roca que… que… que ¿late? Bueno, que late, es el corazón de nuestro planeta, Xial-Vu-Pan y esta muriendo, el agua que la nutre no es suficiente, le hemos extraído toda y ella como buena madre nos la ha dado, ¿Qué madre no haría eso por sus hijos? Pero ahora es nuestro deber salvarla, y para eso debemos llegar ala cima de ella para ayudarla – comenzó a caminar hacia unas salientes – Alejandra, Adrián, Lupita, Ramiro: debemos ir y si ustedes fueron soñados conmigo es que el sueño es de todos y todos debemos hacer algo -.
- Vamos – dijo Ramiro poniendo un pie en la saliente – se hace tarde cada vez mas -.
- Deja de hablar y apúrate, lalo – le dijo Lupita adelantándose - Xial-Vu-Pan vamos junto a ti -.

Los chicos comenzaron a subir hasta la cima con esfuerzo, era como si no quisiera que llegaran, pero no se dejaron vencer. Eduardo miró hacia abajo y le dio mas fuerza el ver que Alejandra y Adrián los seguían con fuerza y sin quejarse. Los cinco escalaron y grande fue su sorpresa al ver un pequeño manantial del cual brotaba un delgado hilo de agua que daba más tristeza y hundía la esperanza.
Esto es terrible, pensaron al mismo tiempo todos, el tiempo se le agota a Xial-Vu-Pan. Alejandra se detuvo junto al hilo de agua que manaba y lo tomo entre sus manos, todos la imitaron tomando un poco de agua del manantial y se lo colocaron en la cabeza para que fluyera a través suyo.
El agua los recorrió por todo su cuerpo y al tocar el suelo nuevamente el manantial comenzó a tomar cada vez mas fuerza, éste había sido renovado por gracias al contacto que el agua había tenido con sus almas.
De pronto, una gran masa de agua comenzó a brotar del ojo de agua inundándolos hasta los tobillos y cubriendo en su totalidad al corazón escarlata que comenzó a vibrar lleno de vida nuevamente. El agua que ahora brotaba por millones de litros, casi en forma de una fina lluvia plateada que los bañaba y refrescaba sin igual. La luz del día se intensifico cada vez mas y mas hasta que ya no supieron si hacia calor o se había hecho parte de la luz misma del Astro Rey.
Despertaron junto al cenote en el que había estado jugando, la mañana era azul, algo que no se había visto en 50 años, el mar parecía recibir a los peces con gusto y amor, los abrazaba con sus brazos de agua y dedos blancos. Los árboles era de especies tan diferentes que parecía que habría que reclasificarlos de nuevo. La arena era cálida y suave al contacto con los pies y el sol le arrancaba destellos de todos los colores.
El encargado del hotel, llegó corriendo hasta los muchachos con tremenda excitación en su voz, no podía disimularlo, les contó que en todo el planeta el verde reinaba, los animales habían sido colocado como por la mano de Dios y las aves volaban en bandadas inmensas y ahí, detrás de ellos, había brotado una enorme cascada de agua de color esmeralda y azul, ahí, donde desde hacia mucho tiempo había una roca roja y enorme que nunca habían podido quitar, como un centinela que vigilaba su territorio celoso de que alguien lo pudiera tomar desprevenido.
¿Un sueño? ¿Realidad? ¿El sueño de un rey antiguo? Realmente no importaba, Xial-Vu-Pan estaba viva y sus hijos ahora la amarían y conservarían en su memoria cuando conocieron el corazón escarlata de Xial-Vu-Pan.

Texto agregado el 26-12-2006, y leído por 133 visitantes. (1 voto)


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