Y me regalaste un sueño, con paredes de piedra, altas torres y un par de gárgolas.
Me reglaste un tiempo futuro, una vejez tranquila entre paredes seguras, entre personas queridas. Mezclaste sueños mágicos con mitologías, hilaste nuestras mejores proyecciones personales entre amenas charlas, caminatas bajo la luna, y la mejor compañía.
Me regalaste ese sueño, un refugio seguro y mágico a la vez.
Un castillo en nuestra gaia, hecho con sentimientos mezclados, con vidas propias, diferentes, sin reclamar nada…
Piedras firmes asentadas desde otra vida, unidas con una mezcla única. Una mezcla elaborada con dos de amistad y una de lucha.
Con tres de esperanza y una de nostalgia.
Una pizca de paciencia y muchas ganas de llegar a vivir ese sueño nuestro y único, que sólo nosotros entendemos y compartiremos con quienes amamos. Y sonrío… nadie entiende que no somos nosotros.