¿Son tan necesarias las billeteras? Pues sí. Desde que se creó el papel moneda, es decir, desde que existen los billetes, no podemos evitar necesitar un lugar donde colocarlos todos extendiditos, para que no sufran malformaciones ni rupturas que ocasionarían, en algunos casos, la pérdida de su valor (cosa que no queremos).
Se convierten entonces las billeteras en heroínas de la economía. ¿Pero lo serán también de orden? Este aspecto es cuestionable. No nos ha pasado, que al pagar algo, guardamos el recibo, acumulándose así con el tiempo papeles que por precaución conservamos (por si tenemos que devolver algo).
Llega un momento que entre papeles y billetes nuestras billeteras rebozan y se hace más complicado guardarlas en el bolsillo o cartera, especialmente porque en la actualidad, la billetera también posee un compartimiento para monedas, tarjetas de crédito, documentos y cartas de presentación.
Es en ese momento que decidimos desechar aquello que ya no necesitamos. Nos sorprendemos más que nada, al sacar recibos pasados y al darnos cuenta de todas las cosas que compramos (muchas de ellas inútiles) y nos preguntamos que nos llevó a adquirirlas. Es en ese instante que nos sentimos un tanto culpables por nuestra impulsividad.
Por otro lado hallamos también, como pequeños tesoros, testimonios de ciertas salidas que nos traen buenos recuerdos, o de adquisiciones que anhelábamos con vehemencia, y si tenemos suerte, alguno que otro recuerdo sepultado.
Después de todo esto nos es grato saber que empieza un nuevo ciclo para nosotros y nuestras billeteras. Las seguiremos llenando, puesto que es su inevitable función.