El Beso

Ella supo aquella noche que, esta vez todo sería distinto. Lo sintió así. No sólo porque aquella noche había despertado tras una horrible pesadilla donde él la llamaba. No sólo porque quizá podía ser la última vez que despertara. No sólo porque tenía miedo.
Se sentó en aquella cálida cama, ahora bañada en su sudor frío. Su piel blanca y desnuda brillaba a la luz de la luna que, entraba por su pequeña ventana. Su cebello negro dibujaba una muralla en el medio de su espalda.
Dio una larga bocanada de aire y finalmente sus pies tocaron suelo. Miró a su alrededor y, sólo en ese momento, notó la soledad de su habitación. Aquella habitación que más de una vez, había alvergado alguna momentania "compañía". Aquella habitación que, apesar de haber estado muchas veces atestada de almas, nunca había estado realmente acompañada. Ahora y, sólo ahora, ella había notado su verdadera soledad.
Tuvo deseos de llorar pero, por más que lo intentara, no lo lograba. Quizá, siempre lo quiso así pero, después de aquel sueño, a quién le importaba?
Se levantó y caminó hasta la puerta de su habitación. Cada paso parecía una eternidad y las distancias se hacían inmensas.
Una vez en frente de la puerta, tuvo miedo de abrirla. Cuántas cosas puede alvergar el otro lado? Ella sabía que muchas. Sin embargo, la abrió y para su sorpresa, detrás, no había nada. Sólo una profunda y silenciosa oscuridad.
Caminó hasta su baño. Prendió la luz, abrió el grifo, se enjugo su delicado y somnoliento rostro y se miró al espejo.
Nunca antes se había dado cuenta pero, ella era hermosa. Lo sabía, siempre lo había sabido pero, pasó tantos años odiándose que, nunca lo había aceptado. Y después de muchos años, sonrió. Sonrió con sinseridad.
Volvió a su habitación, con nuevos aires. Estaba lista para cuelquier cosa, ya nada era más importante, ni más aterrador.
Abrió su ventana y sintió el viento frío tocar su torso. Sólo la naturaleza podían ser más perfectos que ella.
Se sintió acariciada. Se sintió abrazada. Ya no estaba sóla. Era una con la vida. Una con la naturaleza. Una con el universo.
Y así, con la ventana abierta, se fue a acostar. Ya no tenía miedo. Ya no sentía nada y rápida y como nunca antes, pudo conciliar el sueño.

A mitad de la noche fue obligada a abrir sus ojos. El terror se había apoderado de ella nuevamente al ver una extraña sombra surcar su habitación. >>Por qué diablos tenía que dejar esa ventana abierta?>Tal como lo has descubierto hoy, es porqué te elegí... por ser perfecta.>Qué pasará conmigo... yo...>Shh!- dijo él colocando su dedo indice en la boca de ella.- Simplemente... estaremos para siempre juntos...