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Ruidos que delatan entusiasmo
Aquel día llegó como nunca. Como si el cielo se hubiera partido en pedazos dejando al descubierto una maravilla mayor a la acostumbrada. Por primera vez después de un año en el que nos vimos día a día; pude ver vida a través de su mirada: delatora de alma. «Estoy enamorada, por fin encontré a mi media naranja»: sus palabras.

Ruidos encerrados por el mutismo
Como muchas otras veces callé, permitiendo que el mutismo se manifestara. Mi vista y oído trabajaron aceleradamente. Además del cerebro que solía construir paredes de resentimientos. Ella tenía todo lo que yo —y cualquier otra— deseaba: belleza, dinero, hombres, atención. Mi silencio y esmero forzado tenía como único fin demostrarle un fingido afecto.

El ruido provocado por la felicidad
A pesar de las declaraciones de alegría que rodeaban su entorno como aura pura y transparente no era feliz. Yo lo sabía. Su esfuerzo por demostrar a través del tono de voz la enorme placidez que experimentaba no era suficiente para convencerme… Aun así la escuchaba detenidamente: ella continuaba sin parar.

Perturbación por el ruido
«La semana pasada el dueño me mandó llamar a su oficina, ¡no sabes! Estaba muy emocionada. ¡La Paty me echó unos ojos que casi me come! Se tuvo que tragar su coraje cuando le dije que él me había mandado llamar. ¡Me dio tanto gusto! Entré a su oficina y me miró con ojos de amor» —¿De amor o lujuria pendeja?, pensé— «de inmediato se levantó de su escritorio, se me acercó y dijo que me encargaría un trabajo importante y especial, según él solo yo podría ayudarle. Salí extasiada, no podía ni hablar de la emoción. Me indicó que el jueves por la tarde iríamos a tomar un café para que me explicara de que se trataba».

Ilusiones solitarias acompañadas del ruido concebido por el eco
Espejismos iban y venían finalizando con la quietud y tranquilidad que suelen habitarme. Enseguida pregunté: — ¿y fuiste a tomar café? — «Ah, pues llegué a la cita y ya te imaginarás — ¿se pasó de listo?— ¡No, para nada! Solo me dijo que yo le encantaba que siempre había querido salir conmigo, pero que no se atrevía a hacerlo. ¡Allí comenzó todo amiga! Creo que estoy enamorada. Se casará conmigo, está por separarse de su esposa.

La batahola del no-funcionamiento cerebral
El prejuicio heredado y cultivado en el seno familiar, la religión que como tabla de multiplicar entró a mi juicio para inflamarlo y entorpecer su funcionamiento me hicieron cavilar: Esta vieja es una puta y este cabrón un infiel. ¿Cómo pueden hacer eso? ¿Cómo pretenden destruir un hogar? La furia era superior a la sumisión ante la obra ajena.

Un ruido cíclico en el que todos entramos alguna vez
Simple y llanamente él no se divorciará. Las reglas sociales demandan el señalamiento y reclusión de aquellos que resuelven no acatarlas. Ella por su lado buscará con insistencia formar parte del ciclo disoluto: El entusiasmo, mutismo, felicidad, perturbación e ilusión solitaria forjadoras de placer.

Texto agregado el 20-02-2007, y leído por 142 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
23-02-2007 Muy aterrizadas tus letras. naiviv
20-02-2007 Me gusto esa sinfonia de tus letras!!***** terref
 
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