Era una noche de fiesta... en ese momento tenia una novia que ya era un poco experimentada en la materia y con quien habíamos hablado al respecto y llegábamos cerca, pero según ella, no me quería corromper… Esa noche ella no pudo asistir a la fiesta por que tenía una reunión familiar, sin embargo después de esta llego a buscarme. Con el aroma de licor, nos empezamos a besar apasionadamente detrás del edificio de la fiesta... empezamos a toquetearnos, a sentirnos y a gustarnos, a sentir nuestra piel despierta por nuestros sentidos en medio de la madrugada. Éramos inmunes al frió de aquella ciudad en donde se dice que llueve 364 días del año y donde a esas horas el frió te congela los huesos. Nuestro calor nos enervaba cada vez mas y nos gustábamos mas y mas el uno al otro. Ella, con una camisa de botones blancas la cual desabotone para introducir mi mano, me apretaba como queriendo unir mi cuerpo con el de ella. Cada ves nos apretábamos mas, como con ganas de asfixiarnos. Entre mas nos besamanos, mas nos metíamos en nuestro propio mundo un mundo en donde las inhibiciones no existían. Poco a poco y con un leve nivel de salvajismo, nos fuimos quitando solo lo necesario para poder estar juntos... con los pantalones medio abajo y la camisa abierta pero todavía sobre su torso, pudimos sentir el calor de nuestros secretos. Mojados de ganas y en herbecidos por nuestro aroma, la penetre por primera ves mientras nuestras caras reflejaban satisfacción y morbosidad. Me movía lentamente sobre ella mientras ella me enterraba las unas en la espalda como queriendo rasgarla de la satisfacción que lo 2 sentíamos. Mis labios navegaban sus pezones que parecían como una estrella en su suave piel mientras mi lengua probaba su piel y sudor. Nos decíamos cosas al oído mientras la penetraba una y otras ves y nuestras ganas por seguir aumentaban con cada penetración. Desgastados por los mordiscos los apretones y la penetración, nos vinimos al mismo tiempo como en unísono en nuestra canción de amor. Satisfechos pero con ganas de mas nos dijimos hasta mañana, no sin antes comernos los labios el uno al otro…