Vístete despacio
de la misma manera
con la misma velocidad
cuando ante mis ojos
un día desnuda te ame.

El perfume no lo dejes caer
deja que siga tu piel
sobre los contornos de tus ojos
y que al aroma se confunda
con el deseo.

De nuevo te digo:
- Vístete despacio.

Casi en el día que llegué
con días de más;
con un deseo ardiente
muy a oscuras deseabas
lo que ya hemos logrado.

Súbete y cierra la puerta,
asegúrate,
no bajes el oscuro cristal
que esconderá tus actos.

- Vístete despacio,
como me gusta;
muy dichoso soy,
no quiero malograr el sentido
al verte rápida cubierta
de algodones y lino.

Ya quisieran mis toscas manos
tocarte con delirios,
llenarte de cadenas,
verte con limpieza;
pero mis manos no pueden
limpiar tus paso,
ni quitar tus intimidades colorientas.

No distingo en este mísero cuarto
si mi vista se conjuga con el aliento.

- Vístete despacio,
No pierdas el ritmo que has llevado
con tus cítaras de antigüedades
ni menos con el deseo mayoritario
de un profundo aleteo de mis ojos cansados.

Que bien que te ves;
como las tardes; después de amarte
muy a escondida de todos.

Sube lo que has de ponerte;
busca lo que me gusta quitar
mas pequeño, mas mío.

Cuando la negrura llegue a tu lecho
y reconozcas mis pulgares en tu imaginación
ve segura y tranquila
aléjate con más prisa que nunca
y comprenderás que hoy mis dedos
se encuentran con tu fineza.

Por eso digo: Vístete
que mañana no estaremos en buena conjunción;
pero estaremos, con los ojos abiertos
para disfrutar esos segundos
de soledad que muy bien conocemos.

Vístete.
Se que a mi gusto,
a mi placer.
Vístete;
que lo trabajoso será
quitar tus tristeza bajo telas.