Te tengo y te alejas, casi altiva, 
tentativamente en mi troza. 
Tentaciones adultas, con quimeras y rencores 
terráqueos y lejanos de una estirpe 
tierna, muy casi tierna, casi madura. 
 
Estoy, hoy: en ti. 
Entregado al trabajo clandestino. 
Entrando y subiendo sudores amargos. 
Eternos y feos me llaman sin saber. 
Entre sangre y sangre me consigues. 
 
Levanto la vista, no tengo opción alguna; 
logro casi bajarla; cansado; cansado y quiero 
luchando contra la corriente que aturde, 
litigando con mi izquierda y mi derecha 
lavando a mano limpia; el hule que te di. 
 
Manejo una cuenta vieja, que no existe, 
mojando tus dedos y alma, de aquella luz, ya apagada. 
Maduramente, como no soy, distergo y distribuyo; 
mugiendo de gozo antiguo, superfluo, mentiroso, 
mintiendo todos los días sin miramientos y dolores. 
 
Añoro el día y la  noche y también las aureolas boreales. 
Anotando todo lo perdido por el clima gélido. 
Aunando propiedades robadas, ganadas, exploradas. 
Anegado de aguas sucias y verdes, cafés de erosión. 
Atentando contra tu verdad, sincera, muy sincera 
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