Ya muy tardía,
supe lo nuestro.
Ya muy tarde para poder
tenerte a nuestra forma.

Que hago, años después;
estando lejo,
sin poder vernos?

Desde mi emigración
descubrí tu amor;
y tu, descubriste el tuyo.

Nos reparamos después,
ya muy tarde para poder.

Nunca insinuaste lo mínimo
para yo poder hacer algo
que nos llegara a llenar.
Ahora,
ya muy tarde para poder
explicarte y que dejes todo,
para que en mi lecho
de hojas y cascabeles,
renuncies a todo y te acerques;
pálida y tierna a mis labios
para simplemente murmurar
lo que nunca nos dijimos.

No negaste tu admiración
por mi
ni aquello que no existió,
tras insinuaciones vespertinas
bajo fríos incandescentes
y calores fulgurantes
en tierras lejanas con fríos blancos
y veranos de colores.
Hoy; te deseo mas que nada.