Cuando en las noches que todos saborean 
 
Que todos disfrutan, que todos saben el color; 
 
Viene: sin inyección intravenosa; sin anestesia moral, 
 
La desgracia de una cruz tuya 
 
Siendo talvez la primera o quizás la segunda, 
 
En esa misma noche profunda, en la misma que oficialmente 
 
Nos descubrieron, 
 
En esa misma ahí, mi cuerpo bajo y nervioso; 
 
Grito presente.  
 
Como el agua del valle 
 
Que crece entre los bermellones, 
 
Ahí, donde el amor cae 
 
donde el amor perdona, ahí mismo grite mi presencia.  
 
Lloro bajo tu llanto que florece en las mismas noches 
 
lloro contigo bajo la luz que nos alumbra en el férreo balcón. 
 
    * ¡Ya! 
 
  
 
Comparto, a medias, lo tuyo 
 
clamo en mi presencia, sin derecho, lo tuyo, 
 
cambio las puertas de un amor perdido; que necio se ha convertido.  
 
    * Lucha por la corta libertad que nos queda 
 
en la vista del férreo balcón 
 
en las luciérnagas amarillas, 
 
verdes, 
 
“beige”.  
 
No grito; no caigo 
 
sólo expreso la sangre adultera 
 
que caen en mis manos, 
 
y así, 
 
en el mismo lugar que nos vemos 
 
ahí, 
 
ahí mismo; 
 
nuevamente caigo 
 
por el dolor tuyo 
 
por el dolor de ella, 
 
sobre la cadena sanguínea que no nos une.  
 
Vengo lento, los licores no interfieren 
 
la vida de uno, 
 
de otros lares.  
 
¿Calzas?  
 
Vistes de altura, 
 
no consigo ver el olor que deambulas 
 
grito tu pena; grito tu nombre.  
 
La tercera te necesita hoy, 
 
hoy mismo que estas aquí ante ella.  
 
¿Calzas?  
 
    * Cuando sientas ganas 
    * llámame 
    * y en los días que sola estés 
    * igual: 
    * llámame. 
 
  
 
    * El negro grillo 
 
     -     no oculta su silencio 
 
    * no calma nada. 
    * Entonces llámame. 
    * Ya sabes mi nombre 
    * ya me amas 
    * al igual que el espejo 
    * verde 
    * amarillo, que no tienes. 
    * “beige” 
 
  
 
¿Calzas?  
 
Si no; ya sabes llámame. 
 
Estaré con la tercera  
la tierna que nos ama.  
 
¿Ahora?: 
 
¿Calzas? 
 
Si no; llámame, que voy en camino.  
   |