La hùmeda sensaciòn de tu mirada

envolviò mis fronteras,

recorriò los espacios

inconscientes de mi ser.

Se comprimieron las aristas

de mi conciencia

que contuvieron el àvido deseo,

que como lluvia enloquecida

se derramò sobre arenas enemigas.

Suspendido en un cordòn

vi alejarse el temor

y en los brazos enormes

del viento enamorado

se diluyò ese dolor.