Es el triangulo ficticio:
lo más sucio de la vida.
“M. Bravo”
Caminamos con calma, como balsa de aceite
Hasta la alameda encarnada, de bellos colores
Que acariciabas, con tu silueta
Nos detuvimos, con el viento golpeando los olores
Confesaste lo inesperado.

Tome tus manos – bella mujer –, con nerviosismo
En esa roja alameda; llena de pecados sucios y banales
Conociendo tu vida interna,
Sabiendo de tu interés. Profundizado tus sentimientos
Ahí caíste llorando – bella mujer –, con nerviosismo.

El secreto, yo no lo era,
Vivías
Comías
Leías.
Ganaste un reinado
Y ella - tu amiga intima –
Vivía
Comía
Leía
Con tu predilecto.

Cambiaste semblante en esa alameda, lánguida de amor
Para la hora de un álgido, estuvieses tibia de esperanza
Me nombrabas – eso dijo tu amiga íntima –, con ganas de llorar
Vivimos
Comimos
Leímos
- tu amiga intima
- tu
- yo, el de siempre.