Para la Naturaleza
que era el mas bello
amor que poseiamos.



Es el duro golpe del bocón
con sus preguntas de porte
que me mira y ha de poner
mis rodillas como un paste
Limpio de aguas, y me
Consuelo en el fondo del murallón
Sin aquellos olores de alcanfor
que consigo en el terruño del añejo olmo.

Sobre los olores y aromas de una galerna al llegar,
con los húmedos pastizales al rebrotar,
sin el humo de las quemas al amanecer,
sin el río sucio y desbordado en las vega;
te pretendo con mis palabras salvar
Y con el vista de serreta
Deseo el no adueñarme
de tus amores perdidos.

Entre colinas sintéticas (las que más existen)
humedecidas por el bochorno
emanadas por nuestros alientos,
te contaré los dedos y una mentira.

Ya caigo en la misma madeja
que la existencia me ha entregado
sin tomar ni deber la sopa
que me quita al sustento amoroso.

Me quiero dormir sin penar
con el místico café de las montañas (naturales)
que suave, casi impredecible sorbo.