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La jornada matutina transcurría con lentitud, para variar; Nuria contaba los minutos transcurridos desde aquella última vez en que desvió los ojos hacia el reloj de la oficina. [[Siete]], no estaba tan mal, la anterior sólo habían pasado tres. No lograba centrar su atención en el maldito informe que debía presentar a Don Ramón al término de la mañana; no, mientras las escenas de la última noche continuaran sucediéndose en su mente.

No recordaba una velada como aquélla; tan perfecta, sin brusquedades, sin las meteduras de pata del gañán de turno, sin actos de falsa caballerosidad, sin tópicos ni poses; sólo pura espontaneidad, estima, complicidad, bromas, sexo y diversión.

Ezequiel había captado su interés en varias ocasiones. Era un asiduo del bar donde tomaba café con los compañeros de trabajo, solía sentarse sólo en la barra o, alguna que otra vez, se presentaba allí con algún amigo. Casi siempre estaba absorto leyendo sus revistas: la “Gag”, “Caleidoscópio” o “Crónica social”; pero no se le escapaba un detalle de lo acontecido a su alrededor. Era un tipo de gustos estáticos; su “cañita”, como a él le gustaba llamarla, y su media de tomate le eran compañeras inseparables. A Nuria le volvía loca la manera de juguetear con las páginas que tenía, su media sonrisa y la larga coleta que lucía.

Hasta el día en que se animó a invitarla a dar un paseo, Ezequiel nunca había traspasado las fronteras propias de frases debidas a un conocido, y algún comentario gracioso en conversaciones colectivas con Juan, el camarero. Pero lo de ayer fue inexplicable.

Estaba sola, en su mesa habitual, haciendo tiempo para volver al trabajo. Él estaba charlando con Juan cuando, tras un momento de silencio, se le acercó tímido.

-Vaya, te han dejado sola hoy.
-Ya ves, hay mucho retraso en la oficina y tenemos que ponernos al día.- No podía creerlo, ¿desde cuándo ese interés?
-¿Puedo?- Preguntaba, al tiempo que retiraba la silla al otro lado de la mesa, haciendo ademán de tomar asiento.
-¡Claro! Si no lo hicieras le estaría robando una “A” al café.
-¿Cómo que una “A”?- Nuria sentía cómo iba tomando las riendas, y aquello le gustaba; prosiguió.
-Chico…el café hay que tomarlo con su triple “A”: “ardiente”, “amargo” y “acompañada”.-La estupidez que acababa de soltar pareció hacerle bastante gracia al joven, que terminó su risotada y bebió un sorbo de cerveza.

En poco menos de veinte minutos conocía más de la vida de Ezequiel que en todos los meses que lo había estado observando. La verdad es que, al principio, se sintió un poco decepcionada. Era un guitarrista de heavy metal frustrado, que subsistía como pintor de brocha gorda; ella no pudo evitar imaginárselo en su estudio al escuchar la palabra “pintor”. Provenía de una ciudad mediana del Levante, y llevaba poco más de dos años en la capital. Como otras tantas personas, había venido en busca del gran salto que lo catapultaría al éxito y lo alejaría para siempre de su chaqueta manchada de colorines y del olor a disolvente. Pero se tomaba con humor su fracaso y estaba la mar de cómodo en la gran ciudad.

Ella tenía poco que contarle sobre su monótona vida de contable, pero él parecía estar muy interesado en todo cuanto le decía.

Poco antes de encaminarse a pagar, cuando iba a despedirse de él, le comentó que tenía un amigo que estaba haciendo un performance en la Plaza de Colón, algo realmente divertido y sin precedentes. Pasaron otros quince minutos mientras Ezequiel explicaba a Nuria el contenido de la representación; ella comenzó a agobiarse por la hora y él, como si de un ataque relámpago se tratase, le plantó un besazo mientras sostenía su cara con ambas manos con una delicadeza inusitada para ella. Se le paró el mundo mientras aquella lengua envolvía la suya y sus labios iban siendo succionados alternativamente por los de Ezequiel. Podría decirse que fue un beso guarro; de los de verdad, de esos que no dejan indiferente ni al que lo experimenta ni a los que, pasando por allí, no pueden despegar la mirada de la escena. Cuando se separaron, y volvieron en sí, le pidió que no volviera a la oficina, que lo acompañara a ver el show de su amigo, que viviera por un día en la vida. No se resistió.

-Voy a pagar y nos vamos.
-¿No hemos quedado que hoy va a ser un día diferente?- Una pícara mirada parecía interrogarla.- Vamos a hacer un “sinpa”.
-¡Pero hombre, que es el bar de Juan, que venimos siempre!
-Pues tendremos que empezar a cambiar de vida cambiando de bares…

Negaba con la cabeza pero se moría de risa por dentro. Ezequiel supo leerlo. La tomó de la mano, sus ojos contaron hasta tres y se levantó, súbitamente, arrastrándola consigo.

-¡Hasta nunca Juanillo!

Acabaron su medio maratón en un parque donde, para recuperar el aliento, se tendieron en la hierba. No pudieron evitar engancharse de nuevo, sobreexcitados por el lance. Primero tímidamente y luego con descaro, se buscaban los cuerpos a tientas, a pesar de la luz de la mañana. Palpaban, acariciaban, arañaban sus trajes de piel, que poco a poco fueron los que quedaron a la vista. Nuria recordaba la última vez que lo había hecho en un espacio público, y quería repetir la experiencia, desde luego que si. Se chupaban los torsos ya desnudos, contorneándose a un ritmo pactado sin condiciones. Ella le tomó la verga con ambas manos, haciéndole resoplar, hasta que lo condujo en directo hacia su sexo. Sintió cómo se le nublaba la vista, como su coño renacía de entre tantos polvos protocolarios, regados con alcohol de más. Él apretaba con intensidad, pero sin aumentar la velocidad de la penetración. El encuentro no fue largo, en absoluto, pero ambos se corrieron al unísono, bajo la mirada perpleja de transeúntes y curiosos. Jadeantes, se abrazaron; y siguieron besándose por unos instantes aún conectados por su amor.

Nuria seguía tecleando con lentitud y rellenaba las casillas de la hoja de balance. [[Quinte minutos]]. La verdad es que no recordaba con exactitud, cómo había pasado el resto del día anterior. Sabía que le encantó aquel performance en el que un chico rasgaba su abdomen con un cuchillo jamonero, para parir un teléfono móvil que seguía conectado a su vientre por el cargador. Ezequiel la abrazaba por detrás, regalándole algún beso. Creía recordar que, después, tomaron el metro hacia la casa de él, que volvieron a hacerlo, se ducharon y salieron ya de noche. Recordaba cocaína, música eléctro, copas, una multitud de personas, sexo en el lavabo, más coca, alguna mirada lasciva de otros hombres, varias de envidia por parte de las chicas, Ezequiel sin camisa sobre una tarima, flashes en la pista. Pero todo aquello no parecía real, era más bien como una nube confusa, como un flashback tras otro.

Esa misma mañana había llegado puntual al trabajo, nadie le había sermoneado por no acudir la tarde anterior. [[Siete minutos]]. Pero poco le importaba, sólo deseaba volver a salir con Ezequiel, que la tomara en cualquier plaza, reírse hasta que le doliera y olvidarse de toda aquella mierda que le parecía la oficina.

La una y media. El informe terminado. Cuando algunas compañeras le instaron a que las acompañara al bar de Juan, ella declinó la invitación. No es que temiera enfrentarse al camarero; lo que la aterrorizaba era pensar que no iba a ser capaz de mirar a Ezequiel a los ojos, si es que se llamaba así; y que, si lo hacía, él no iba a cruzar una palabra con ella, como nunca lo había hecho.

Tomó el metro en dirección a casa, pensando en el extraño vicio que le robaba horas y horas, imaginando dónde la llevaría su Ezequiel aquella tarde. Al llegar a casa, cerró la puerta con pestillo. Se desnudó aprisa. Quería estar guapa para la cita, así que se pintó los labios y se metió en la cama; se tomó dos pastillas, antihistamínicos y se dejó llevar.

No es que fuera precisamente una soñadora…pero prefería vivir soñando.

Texto agregado el 20-03-2007, y leído por 517 visitantes. (11 votos)


Lectores Opinan
07-07-2007 Es una composición bien hecha, que suena real. sereira
06-05-2007 Muy bueno y sorprendente. Me gustó.***** zumm
25-03-2007 Divertido de leer , buen final. naiviv
25-03-2007 Sólo cambiaría el nombre del camarero, :P Es broma, me encanta Xung0.. Liedchen
22-03-2007 Exelentisimo!!!! que manera de plasmar esta historia!!! ... muy buena! *****me gustó. gfdsa_elisa
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