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Permanece de pie en el medio de la amplia habitación que conforma el comedor diario de la casa vacía. Detrás, la tenue luz moldeada por una bombilla eléctrica, colgada del techo, convierte su figura en una sombra que se estampa en el vidrio de la ventana del dormitorio. Observa ese reflejo, la pared empapelada a sus espaldas y un cuadro que parece posar sobre su hombro izquierdo. Sobre el marco de la entrada una imagen de Jesús, sufre por lo que piensa y por lo que está por decidir. A un lado, penden de débiles y oxidados clavos las fotografías de unos parientes que viven en el extranjero, que nunca conoció, ni cree que lo hará. Del otro, el perchero con los impermeables, paraguas y abri-gos que suele utilizar en invierno.
La llegada del viento del Este hace vibrar su reflejo, aunque la persiana se encuentre baja. Aún notaba los últimos vestigios del cigarrillo recientemente apagado. Las ideas fluían como en un poema de amor, sin rima ni técnica.
Hay veces, muy contadas ocasiones, en que surge alguien tan enigmático como carismático. Uno cada cuarenta o cincuenta años que se da el lujo de mentir como de decir verdades de la misma manera. El hecho de soñar con alguien así provoca en los demás su razón y medio de existir. Las existencias buscan creer en un ser semejante que ayude ilusionar, aunque tiempo más tarde deje esa quimera y la sustituya por otra.
No se trata de política, religión, cultura, ni ciencia, aunque podría. Es más abstracto; es el sentimiento de sobrevivir de acuerdo a su gracia, una total dependencia a pesar que también engañe y haga pensar que no hay nada más.
Es intrincado conocer el mecanismo interno que se dispara al encenderse la artillería de la seducción. Bajar las escaleras para evitar las intenciones pasadas y extraer el corazón. Las miradas se cruzan. Los ojos y los labios se entreabren a un ritmo desesperanzador de ansias compartidas y no esperadas. El alivio de llegar a un destino y hallarse aún con quien espió y adivinó su interior en tan sólo un instante.
Habrán cartas sin remitente, ni destinatario pero son enviadas y recibidas. Tal vez contengan unas simples palabras, un pequeño objeto, o nada, e imaginar a aquella persona como un ser ordinario o como una deidad antigua. Durante las noches, la solitaria respiración crece al compás del consumo de los cigarrillos que había negado fumar. Ni las actitudes mezquinas o suaves, nunca antes tenidas en cuenta, ni el atractivo son socavadas por una admiración secreta.
Y al alcanzar el momento deseado, la sorpresa continúa siendo grata. Observar como se sienta, como toca su cabello, como piensa, sin razonar que siempre hay un final, habitualmente trágico. Los labios deben humedecerse, dejando escapar un aliento para no evitar el cometido del pecado.
Aunque se piense en alguien que no es uno mismo o el corazón haya permanecido solitario como opción de vida. Es el temor de creer que los demás ya lo saben.
El aire alrededor cambia, los ruidos desaparecen y las matas de polvo ya no son las mismas. Va simplemente más allá de una mera atracción sexual. El caminar es más displicente. Es querer y no querer, aunque la razón diga otras cosas, el corazón no escucha. Late, late y late. Arde hasta el punto de incineración, pero jamás podrá sucumbir a la confusión.
Lágrimas al escuchar la verdad de algo que nunca antes había sucedido. Asegura conocer todos los misterios. Temor. Despertar. Tentar a las fibras más ocultas e íntimas del subconciente. Reprobación de sí por una absolución inocente. El palpitar de los propios deseos. Un panorama no percibido por los demás. Desconcierto y una disquisición en los sentimientos. Numerosas veces se vió frente al espejo, pero la curiosidad hizo que recién, en ese instante, se descubriera. Una compulsión desbordante. Hacer o no hacer. El sufrimiento por una frase que delata al futuro incierto. Dolor y rebeldía; pena e impetuosidad; humano y animal.
Las palabras suelen no tener el mismo significado y fluyen en un idioma que pueden llegar a rozar la incomodidad, como en una película en cámara lenta. Sentarse uno al lado del otro, en silencio, en una amable caracterización que sobrevive a lo desconocido, sin perder las huellas del rumbo.
Pero ese silencio prolongado provoca impaciencia, una hecatombe que destruirá todo lo bellamente ordenado. Un caos de irracionalidad hasta pronunciar una frase. No importa si los demás entienden. Nacerán críticas y elogios. No podrán analizar esa extraordinaria fascinación. Es el llanto cuando llueve.
Cualquier acto corrompe el alma. Un libro, unas palabras dichas o no en el instante justo, la sola presencia, una carta de amor o dictatorial, una canción, un color, el aislamiento. El mismo hecho de nacer. En realidad, la corrupción de la vida es inevitable, por más invulnerable que se pretenda ser. Es la doble vida, aunque algunos tengan la suerte de poseer más. La nada es la perversión del ser y viceversa. Lo único que sobresale es la idea de rendición. Toda acción externa es solucionable. Las manchas son borrables, pero las del alma permanecen. No es posible mezclar placer, amor, amistad y seducción; cada una odia a la otra; cada una es corrompida por la otra; no pueden sobrevivir una sin la otra.
Desde su círculo, ve al resto del mundo, en quien se refleja. La discordancia es cada vez más pronunciada. La famosa expresión: el ser y el deber ser. Se trata, como forma de vida, de ser fiel a si mismo, pero a menudo obliga a abandonar la senda. Cada acto que realice puede vanagloriar o dañar a otros, cuya intromisión hace que se conviertan en enemigos. El mutuo conocimiento lleva a la decepción. El círculo en su entorno se cerrará nuevamente.
Escribe algo sabiendo que los demás van a espiar; van a querer que esté a su lado. Concepto hedonista que superó al vulgar sentido. Son los días de regocijo. Son los días del cosmos que ven su inmortalidad. La plenitud y la pulcritud de la razón ansiada.
Sobrevivirá. La muerte no logrará envolver su persona con el dulce manto de olvido; deberá pensar en una trampa para otro. Es un sustituto infinito en el universo.

Texto agregado el 17-07-2002, y leído por 366 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
04-05-2003 no se ke kiera decir buena sintaxis aca..en fin..me agrada la idea...interesante --)--@ dulcilith
19-07-2002 muy buena sintaxis... hectorg
 
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