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Inicio / Cuenteros Locales / lucgar1 / La carrera de las elecciones (Capitulo V)

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Cuando llegué a la casa de Nikita, todavía me temblaban las piernas por lo que me había contado Ricardo. Tenía el rostro frío y sudaba.

- ¿Te pasa algo mi amor? – preguntó Nikita al notar mi nerviosismo.

- Ricardo. – le contesté, no tenía palabras para seguir hablando.

- ¿Qué le sucede a Ricardo? – dijo preocupada.

- No, a él no le pasa nada.

- Contame, por favor. – dijo ansiosa.

- Ricardo está muy mal porque su papá está muy enfermo.

- Pero, ¿está grave? ¿por qué estás tan preocupado?

- Tiene cáncer, pero eso no es lo que me preocupa.- le dije y continué – El cáncer es una enfermedad y nosotros no podemos hacer nada. Lo que realmente me preocupa es que Ricardo recurrió a mí porque dice que soy el único amigo que tiene.

- ¿Cómo que sos su único amigo? Si se conocen hace solo quince días. ¿Y Diego? ¿Acaso no es su amigo?

- No, me comentó que solo lo utiliza cuando le conviene.

- No lo puedo creer.- dijo enojada.

- Bueno, mi sol, no hablemos más de ello. No me hace bien.

- A mi tampoco. Vayamos a caminar. – dijo tomándome de la mano y comenzando a caminar hacia la puerta de calle.

Caminamos por el pueblo por poco más de una hora. Hablamos de distintos temas. Es increíble lo bien que nos sentimos cuando compartimos nuestro tiempo. Ya comenzaba a anochecer y decidimos regresar.

- Hoy cocino yo. – dije alejándola de la cocina.

- Si vos no sabés cocinar. – me dijo sonriendo.

- Cuántas cosas que no sabés de mí. – la besé en la frente.

- ¿Qué me vas a hacer de rico?

- ¿Qué te parece una paleta de cordero rellena con espinaca, riñones de cordero, jamón cocido, ajo, tomillo, perejil picado y huevo?

- ¿No me digas que sabés cocinar eso?

- Te dije que hay muchas cosas que no sabés de mí.
Cenamos a la luz de las velas que habíamos colocado sobre unos candelabros. Bebimos champagne. De postre tomamos helado de frutilla que sacamos del freezer.

Después de la cena le dije a Nikita que me iba a mi casa para ver si recordaba lo que me había pedido la noche anterior.

- ¿Cómo que te vas? – preguntó indignada.

Comencé a reír y le expliqué por qué le había dicho eso.

- Mirá si no me voy a acordar lo que te pedí, si estuve todo el día pensando en que esta noche podríamos dormir juntos.

- Vamos a la cama. – dije y la alcé en mis brazos para llevarla a la habitación.

- No sabés las noches que he pasado soñando este momento. – me dijo entusiasmada.

- Yo también, mi vida. – contesté y le besé suavemente los labios.

Éste había sido un día muy difícil para mí, y me quedé dormido apenas apoyé la cabeza en la almohada.
Cuando abrí los ojos, mi amor me dijo “buenos días dormilón, es un día maravilloso”, y abrió las cortinas del ventanal que da a un patio interno, con unas flores hermosas de todos los colores que uno pueda imaginar. Nikita tenía el desayuno preparado y me lo sirvió en la cama.

- ¡Que bien dormí! Permitime quedarme un rato más en la cama. – le pedí.

- Quedate todo el tiempo que quieras – me respondió y se acostó a mi lado.

- Anoche tuve un sueño hermoso, soñé que nos íbamos de campamento a las montañas, los dos solitos. – le dije y le tomé la mano.

- Cuando vos te dormiste, yo me quedé hasta tarde pensando.

- ¿Y qué pensabas?

- En cosas, vos sabés, muchas cosas se me pasaron por la cabeza.

- ¿Qué cosas? Mi amor, no andes con vueltas.

- Quiero que te vengas a vivir conmigo.

Texto agregado el 03-04-2007, y leído por 106 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
24-05-2009 Tierna y muy sentimental esta parte de la historia. Muy bien tu narrativa. Me gstó. Un abrazo. Sofiama
21-05-2009 me gustó el final de este capítulo... y el diálogo está muy bien estructurado... te felicito Calvita
04-04-2007 sigue siendo algo interesante... pero y la venganza? Mewpher
04-04-2007 sigo- RocioNoboa
 
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