No se escucha otra cosa que la mùsica que no para y un murmullo como de panal de abejas compuesto por suspiros, risitas ahogadas, carcajadas, voces y besos de labios impacientes, la gastada alfombra del piso amortigua cualquier ruido hecho por los dos pares de tacones baratos comprados en el mercado, tampoco se oye el siseo producido por el roce de sus vestidos sacados en abonos con Doña Chayito, la abonera de
la colonia.
Daniela y Carolina han hecho su entrada triunfal en el "Rainbow". Como cada noche, la bandera gay multicolor de la entrada les da la bienvenida. El lugar esta a punto de reventar, se abren paso entre un mar de cuerpos y a duras penas pueden ubicarse en una esquina del local, un mesero pasa apurado y les ofrece algo de tomar, piden 2 piñas coladas que a pesar de lo mal preparadas, sorberàn con deleite, aunque lentamente, pues no tienen dinero para mas. Platican animadamente entre ellas, un hombre de aspecto rudo se acerca y se ubica muy cerca.
Daniela, nacida Efraìn, y Carolina, nacida Guillermo, son como dos aves fènix que esta noche han renacido , les brillan los ojos, a ratos se arreglan con sus manos de hombre las pelucas que traen puestas y se alisan los vestidos. Sus cuerpos remedan la figura femenina gracias a la acción de las hormonas, pero la tosquedad hombruna de sus facciones las delata.
El "Rainbow" es un lugar màgico que cada noche se puebla* de seres fantàsticos que parecen cobrar mas fuerza y vida inmersos en aquel ambiente donde el oxìgeno parece haber sido reemplazado con nicotina pura, cuesta trabajo respirar, pero no importa: la falta de oxìgeno se compensa con la abundancia de libertad.
En una mesa solitaria se encuentra una esfinge imperturbable, resulta dificil decidir si es hombre o mujer, con la mirada fija en algùn punto del local y una cubeta llena de cervezas, encara la noche que se desenvuelve frente a ella. La pista esta llena de parejas de sirenas con los cuerpos entrelazados, también de grifos que efectúan rituales de seducción; acariciàndose con sus alas y robandose besos con sus picos de ave al mismo tiempo que ronronean como gatos llenos de placer.
Daniela y Carolina no pierden detalle de lo que sucede en aquella cueva increìble, el hombre junto a ellas, cual basilisco hambriento, se ha acercado aùn mas y en poco tiempo estarà rozando con su brazo los hombros desnudos de Daniela. Alguièn pide que se despeje la pista, el show de la noche esta por comenzar. Una mujer pisa el escenario, sus facciones de hombre, chocan con la femineidad de sus vestidos, cual si fuera un pegasso vuela alrededor de la pista, saludando y sonriendo, no falta quien le ponga un billete entre sus pechos mentirosos. Comienza a hacer playback imitando a una artista pasada de moda, todos corean sus canciones emocionados, de la mesa de la esfinge toma sin permiso una cerveza y juguetea atrevidamente con ella entre la boca, la lame despacio lo que arranca aplausos de los grifos presentes.
Daniela y Carolina la miran extasiadas, comentan lo vaporoso de sus vestidos, lo bien que esta maquillada, lo mucho que les gustarìa un autògrafo, cantan a pleno pulmòn todas y cada una de las canciones del repertorio.... por un momento las aves fenix baten sus alas y vuelan libres, se elevan un poco, sòlo unas cuantas horas, para caer muertas en la madrugada, pero siempre con la esperanza de renacer nuevamente para otra noche en el "Rainbow".
tigrilla
Nota importante: Este relato no es, ni pretende reflejar la realidad de homosexuales, lesbianas o transexuales, es tan sòlo una experiencia, un momento en el tiempo, ya que el Rainbow existe y lo relatado aquì pasò en realidad. Con respeto para todos y todas.
*Gracias a Qhumo quien me hizo la observación que el verbo poblar en presente es yo pueblo, tu pueblas, el puebla...etc.
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