| Eran las diez de la noche, saliste con rumbo incierto pero al final irías al bar Acapulco, donde siempre terminabas, en una mesa apartada te sentaste aburrido, pediste un gin-cola y quedaste como aletargado, con la mirada fija en ningún lado,los minutos pasaban tediosos, eternos y tu gesto
 seguía inmutable, cuando de pronto apareció Griselda acompañada de un tipo, como por arte de magia tu gesto aburrido se tornó vivaz, tus ojos brillaron, tu pulso tembló, todo de pronto retrocedió
 en el tiempo y como una película desgrano imágenes
 que avivaron tus recuerdos.-Estabas esperando que Griselda saliera de la oficina donde trabajaba,
 que feliz eras entonces, como todas las tardes luego que ella dejaba el trabajo caminaban largamente, sin tiempos ni urgencias, las manos fundidas, el amor presente, la pasión los desbordaba
 en besos y caricias y se consumaba noche tras noche en encuentros ardientes-.
 Asi en el tiempo seguía el romance hasta que un día
 faltó al trabajo, la llamaste a su casa y con una excusa cualquiera justificó su ausencia, que quizá mañana se verían, que ella te llamaría.
 Pasaron los días, la llamada no llegaba, un presagio
 amargo lleno tu alma, lo confirmaste al tiempo, Griselda había dejado de trabajar y vivía con un hombre mayor, no lo podías creer, meses de pasión
 de pronto quedaron olvidados.
 Aceptaste al principio lo sucedido, entre ustedes solo había habido pasión, quizá en ese hombre ella
 encontró la seguridad que vos no le podías brindar, y a partir de ese día todas las noches terminabas en el Acapulco, embriagado, deshecho y cansado,
 sin rumbo, hasta hoy en que ella irrumpió justo allí.
 Te alzaste cansino, vacilante te dirigiste hacia ellos,
 cuando pasaste a su lado solo una mirada indiferente puso fin a la historia.
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