Fría y tranquila es la tierra
Que calma húmeda mi dolor
Bálsamo que bien recubre
El interior de mi cuerpo marchito
Que anhela las heladas gotas
Cayendo de ese gris nubarrón.

Barro, fango, emplasto puro
Fino y grueso, espeso sin duda
Me recubre bajo las uñas y sobre los ojos
Llena nariz, orejas y boca
Alcanzando cada pliegue del cerebro.

En mi tumba abierta
En el ataúd podrido al que sobrevivo
Sonrío mientras la lluvia incesante
Empapa la tierra que me recubre
La tierra que me rodea, que me viste
Segunda piel de gentil frialdad.

Barro, emerjo, me alzo
Me llama el cielo con voz de truenos
Mi mano intenta aferrar las nubes
Y mis gritos contestan al tormentoso dios
Se desprende el barro húmedo bajo la lluvia
Y al fin brotan alas nuevas a mi espalda.

Grajo, cuervo, oscuro rapaz
Ave temida y temerosa
Alas negras que anuncian el fin
Ahora recorren con brío el cielo
Cuervo soy ahora
Terminada al fin la metamorfosis.

Vagos recuerdos de mi cuerpo antiguo
Oruga gruesa y viscosa, blanca
Antaño hundida en la Tierra
En un capullo de madera de pino
Madura ahora en polilla de terror
Aleteando bajo la lluvia y el rayo.

Y mientras el cielo nocturno
El cielo nublado y lluvioso
Alza su voz de trueno y rayo
Recorro mares de viento y agua
Liberado de mi forma antigua
Poderoso en mi nueva forma.

Cuervo soy, en negras alas
Traigo la muerte en la noche oscura
Bajo la voz furiosa de nubes tormentosas
Ansiando volar cada vez más alto
Bajo una Luna que me exige
Sacrificio de sangre una vez más.