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Inicio / Cuenteros Locales / La_columna / Las puertas (de mi columna de los lunes, días difíciles si los hay) Por MCavalieri.

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Por mi trabajo estoy en contacto con la gente, ocho horas diarias de mi vida las paso con personas que son como golondrinas, entran y salen para desaparecer, muy pocos son los mismos.
Siempre he sido una gran observadora, no por gusto sino que, más bien, es algo que tengo incorporado, como una parte más de mi personalidad y eso se ha agudizado en el trabajo, quizás por la variedad de individuos que son pura sorpresa cotidiana.
Entre muchas otras cosas lo que más llama mi atención es la costumbre que tiene la mayoría de cerrar puertas, literalmente hablando, claro.
He descubierto que, si la dejo abierta, siete de cada diez personas cierran la puerta de entrada, no importa la estación del año en que estemos, incluso algunos hasta cierran las puertas de las cabinas.
Este cálculo es aproximado, las estadísticas nunca han sido mi fuerte, sólo me interesa mostrar la conducta de la mayoría.
Esta actitud me lleva a pensar en los motivos, en el porqué de esa costumbre, en si, así como cierran las puertas de mi trabajo, también cierran las puertas o ventanas internas, los caminos que llevan a conocerse, integrarse, compartir.
¿Será que ellos mismos se cierran? ¿Ser uno es tan complicado o tan malo que por eso tienden a no mostrarse?
Desde la infancia se nos educa para ser iguales, para comportarse como caballeros, como damas... He escuchado más de una vez “mirá como se porta Juancito”, “tenés que ser como tu hermana mayor”, “seguí los ejemplos” y así millones de frases que desembocan en lo mismo: igualar.
Las modas están hechas para eso, no ponerse lo que se usa es una “vergüenza” como también lo es no escuchar cierta música o cualquier otra cosa que la sociedad imponga.
Al distinto se lo señala, se lo margina, y tal vez por eso, con los años, uno empieza a cerrar puertas, a “guardarse”.
Puede que el motivo sea otro, vivimos en un momento difícil donde los secuestros y las violaciones están a la orden del día, con casas que parecen cárceles por tanta reja, condenados casi a salir en ciertos horarios, a evitar ciertas calles, a mirar para todos lados esquivando a las personas que nos son desconocidas. Esa es otra manera de cerrarse, sin que podamos evitarlo, las circunstancias obligan.
De una u otra manera el motivo siempre es el mismo: El miedo.
Miedo a ser censurados por distintos, miedo a ser presa de la brutalidad que nos rodea.
Él nos modela, nos educa, nos hace crecer bajo su ala fingiendo ser un gran padre que nos protege, y lo único que hace es crear seres parecidos que reniegan de su espontaneidad y le ponen candado.
No quiero formar parte de ese club, odio los cerrojos así que abro mis puertas, me muestro como soy, corriendo el riesgo de lo que significa. Y puede que alguna vez, con mi forma de pensar, traicione a todos los que me educaron y me educan en cada paso, pero no me arrepiento: prefiero estar con la tranquilidad que llega cuando uno no se traiciona a sí mismo.

Texto agregado el 01-03-2004, y leído por 441 visitantes. (12 votos)


Lectores Opinan
15-05-2006 ...o tal vez, el gusto por la privacidad!!!***** Ciiara
08-03-2004 Mira qué loco. MI casa es de puertas abiertas porque he descubierto que una casa viva es más segura que una casa nicho que esconde cosas tras siete llaves... Y así es todo: mi refrigerador, mi música, mis libros... Mis hijos acostumbran a entrar y salir de casa dejando puertas y ventanas abiertas... Cuando salgo y los dejo solos, estpy confiado que tanta vida, tantos chicos entrando y saliendo de mi casa, hacen mi casa más inexpugnable... venicio
06-03-2004 Curiosamente ( y juro que no es plagio ), me gusta escribir sobre puertas. Las puertas son como los puertos, se abren o se cierran según soplen los vientos. margarita-zamudio
04-03-2004 A ver, qué le está sucediendo a su escritura? He visto otras columnas suyas... le pasa algo ahora? El_Martillo
03-03-2004 Lo de las puertas es que es apasionante. Esa sensación de que, por el simple hecho de atravesar un umbral algo cambia. Estamos dentro?, estamos fuera?. La facilidad con la que todo se troca y se da la vuelta; lo distinto que es estar de un lado o de otro de la puerta. Y fácil; para poder abrirla solo tiene que estar cerrada, para poder cerrarla solo tiene que estar abierta. A mi también me gustan abiertas. Abriendo puertas y cerrando heridas, que diría Gloria Estefan. Solo discrepo en algo; a veces me gusta cerrarlas, como se cierran los párpados, que no son más que otras puertas. O cerrarlas por fuera, porque significa que algo empieza…o por dentro, si en el interior hay algo que quiero…complicado, lo de las puertas. nomecreona
01-03-2004 Yo soy de las que cierra las puertas por el miedo a que entre alguien (en la noche y que me mate, o en el día y que me descubran, qué sé yo, cantando frente al espejo), y qué cierto lo que dices!, hay mucho de intimidación por mostrarse como uno es. De hecho, eso mismo se desprende cuando en pocas ocasiones reconocemos habernos abierto completamente con alguna persona; casi inconscientemente confirmamos que el resto del tiempo estamos cerrados. Yo creo que, y mira que tú me has llevado a esta conclusión en este momento, tiene mucha magia y encanto poder abrir puertas y descubrir lo que hay dentro de cada uno. Quizás la gracia está en poseer una puerta, pero ser capaz de dejar que los demás penetren por ella, y por qué no, mantenerla cerrada cuando corresponda. Pero tener, sobre todo, la libertad de poder decidir sin miedo cuando es momento de dejar que la luz pase y cuando reatrerse en sí mismo y encerrarse. Gracias por la reflexión, un besazo! blanquita
01-03-2004 Todos los comentarios que te han hecho hasta ahora hablan de puertas que se abren y cierran. Yo no lo haré me detendré para decirte que me gustó tu tema , sobretodo porque ahora sé muchas cosas más de tí. Debes ser realmente una gran observadora si ese detalle llamó tu atención al punto de preguntarte por qué lo hacen. ¿Y tú qué haces con las puertas? Por lo visto las abres de par en par para que los amigos puedan venir a saludarte y agradecerte por el buen momento de lectura. NINIVE
01-03-2004 me jodió otra vez la doble personalidad, soy barrasus, cariño. La_Columna
01-03-2004 cuando se cierran las puertas no corre el aire y este se va viciando hasta hacerse irrespirable, hay que abrie esas puertas y si se nos olvida como abrirlas demosle una patada, ¡ que corra el aire! hay que liberarse de los miedos, del que pensarán y de todos esoa grilletes mentales que nos maniatan. Estupenda columna que lleva a la reflexión. La_Columna
01-03-2004 MCavalieri, las puertas están cerradas porque como dices, nos hane enseñado a ser perfectos, educados, sabios, correctos, y p'tas que no lo somos... somos humanos, y el miedo ese de parecer "incorrectos" nos agobia. Entre otras cosas, no nos damos cuenta que a lo mejor, NO SOMOS sin los otros, y nuestra identidad "oculta" por la puerta vale "callampa" y constituye en si misma la identidad, porque yo siento firmemente que la identidad de cada uno existe en el otro que nos ve , o que no nos puede ver por la puerta cerrada... gracias por compartir tus ideas, y para usted, mi puerta estará siempre abierta nauj
01-03-2004 Cerrar una puerta, es entre tantas cosas, preservar la intimidad, las puerta que debemos abrir de par en par, son las del corazón para amar, perdonar, tender una mano al más necesitado. Bien planteado el tema de tu columna. Saludos. marimar
01-03-2004 Una vez conocí a una puerta que no se dejaba cerrar. Le cambiaban la cerradura, le aceitaban las bisagras, le colocaban pestillos... Daba igual, en cuanto te descuidabas, se abría. Naturalmente hubo quien se asustó: "¡Eso es que hay un fantasma!", y algún curandero, brujo y parapsicólogo la estudió, le recitó alguna oración en lengua extraña, la roció con agua bendita. Pero nada, la puerta seguía abriéndose. Hasta que un día, palpando ligeramente la puerta, como si buscara algún resorte secreto, se me escapó un pensamiento en voz alta: "¿Por qué no dejas que te cierren?" Y, ante mi sorpresa, la puerta me respondió en un lejano susurro: "Porque tengo miedo a morirme..." Quizá a tus puertas les pase algo parecido, ¿no? ;-) Felicidades por tu columna, Melina! moebiux
01-03-2004 Bromas aparte yo por ejemplo soy de las que cierran sistematicamente las puertas. Una puerta entreabierta me produce una suerte de molestia.Pero todas mis ventanas estan llenas de flores y abiertas de par en par. moniquita
01-03-2004 El ultimo que apague la luz... moniquita
01-03-2004 Albrtoccarles es La Columna (perdón por el furcio) La_Columna
01-03-2004 A veces cerrrar las puertas exteriores es abrirlas a la intimidad. Y esa búsqueda de intimidad presupone una sensación no precisamente de miedo. Lo amantes que cierran la puerta trasde sí,buscn preservar y cultivar ese tesoro que se apresta a florecer. El niño/a que se "encierra" en el baño, también busca preservar su intimidad de la permanente presencia de la familia en su vida. El niño que levanta la sábana y se cubre cuando el médico o la enfermera lo destapa, también pretende preservarse de la invasión. Pero sé que existe lo "otro" a lo que vos te referís. Intersante tema para reflexionar. La_Columna
01-03-2004 Amiga. Yo, si pudiera, suprimiría las puertas, las fronteras, las rejas y alambradas... Te recomiendo la película LOS OTROS. margarita-zamudio
 
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