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En el simple despertar suceden diversos pensamientos, se produce una de las sensaciones menos controladas por la razón, afluyen sentimientos y pasan ráfagas de imágenes por tu mente, devienen sin intención alguna, no como en la vigilia, pues tu mente está al descubierto y desguarnecida, los pensamientos están ahí, tú no los traes ni te defiendes contra ellos. Se visualiza lo pasado y se instituye lo futuro pero en un estado pasivo, contemplativo y expectante. Falta asumir o no quieres tomar el timón de tus razonamientos, todo aparece como un racconto ajeno. Quizá éste esa sea el momento más verídico de tu ser, la personalidad no interviene, sólo deja pasar esas sensaciones y tu ser solamente percibe. La inquietud se apodera de tu espíritu, nada es seguro ni afirmativo, el gerundio se hace presente, intemporal, se impone a todo tu ser. Pasa ese instante dubitativo, que puede ser largo o corto, el reloj no lo mide y vuelven a aflorar los rasgos constitutivos de tu forma de actuar, razonas ante lo pensado, previenes en alguna forma o tomas precauciones, meditas para la acción, o así lo crees en ese momento, pero aún no estás en plena posesión de tus fortalezas. Lamentablemente esa sensación de quietud no siempre ayuda, quizá empeora lo real ineludible, la pesadumbre existencial se hace patente, percibes que nada te pertenece, ni siquiera aquella vida que fluye ajena a tu voluntad. Fluye y pasa ese momento, que si a lo mejor se prolongara te daría una visión externa más objetiva, pero el despertar no es el oriental sino el pragmático occidental. ¡ qué difícil es vivir no con el resto sino contigo mismo!.

Se supone que en un racconto se debe recordar los momentos estelares de o en tu vida, no por lo fulgurantes sino por la estela, la huella que han dejado en el pasar. Nada más difícil que encontrar la correlación de acto y sentimiento, causa desencadenante y consecuencia, efecto posterior. Lo pasado, pasado fue pero vuelve sin cesar y se debe necesariamente hacer que vuelva, no sé para qué, quizá sea para comprobar que no era lo experimentado lo significante sino más bien lo percibido, y ello no siempre es propio, tomado en usufructo sí, pero casi nunca vivido, antaño eran los libros hoy son una serie de elementos visuales y auditivos. Volver atrás no se puede y el futuro no se sabe, es porvenir. Confiar en el oráculo es válido para calmar ansiedades y mitigar la inseguridad, la numerología y señales délficas pretenden dar el impulso vital que permiten afrontar los hechos con expectativas, resabios de profecía autocumplida. La megalomanía es el motor encubridor del gran engaño, lo malo es que el juego te absorbe, te metes en él, y quizá llegue el momento en que no puedas salir de él. O peor aún, no deseas salirte, la autocomplacencia y la significación es gratificante, llena lo incompleto en la percepción, lo malo es que la conclusión es generalmente errónea y distorsionada. Certeza se combina con duda absoluta.

Una vida corta existencia gloriosa o el simple pervivir temporal, ninguno de los dos cae en la esfera de lo que realmente se desea. “There is so much to do” señala jactanciosamente Rhodes, cree fehacientemente que lo suyo perdurara a través del tiempo, vanidad inherente al mesiánico. Si nos atenemos a la docta definición del facultativo sobre la realidad inconclusa, su derrota no solo involucra el término de la búsqueda anhelante sino también el reposo o cese del sueño ilusorio. La imaginación de la imaginación es la trama escrita por el hombre, su trama, no la serie de eventos factuales que nos afectan y rodean. Agusto Pérez quiso torcer la realidad y sucumbió ante el ukase del autor. Leonardo fue la representación del todo inconcluso, Shubert le puso notas armoniosas, pero la mayoría se deja llevar cambiando el velo de Maya por un paño negro, no traslúcido. DOM es nuestro refugio tranquilizador inmediato pero nos abre a la desesperanza mediata.

El intrépido buscara engañar a los hados, acepta los créditos uno tras otro esperando que un golpe de suerte y las circunstancias favorables le permitan cancelar lo adeudado y cubrir los intereses devengados. En la vorágine del actuar no se nota el incremento de la cuenta y son variadas las veces en que se recurre a la prórroga. El usufructo aparece como propio, ganado, él es propietario y no tiene deudas con Laquesis. Mas la inconstancia y el devenir obligan a recurrir a otras deidades. Ares, Apolo Atenea y por sobre todo Venus y Dionisios lo seducen incesantemente, su afán perenne es el mayor enemigo pues llegara el momento en que se traspase la frontera del meridiano cero. He aquí el inicio del resto de su existencia, toda obligación requiere de abonos y amortizaciones. Ágil y venturoso sorteará los primeros requerimientos pero luego se verá en el apuro de recurrir a la consideración del deudor. O paga o se embarga. Ansioso realizará el balance de sus haberes y concluirá que todos se encuentran en la etapa de proyectos en curso o incipientes, lo consolidado fue entregado en aras del nuevo afán o se sostiene en él, una piedra que se retire de la estructura y la construcción se derrumba. Ufano, amenazador, doliente y finalmente suplicante se ve, luego opta por el todo o nada, la última chance en la cual arriesga el todo por el todo. No hay caso, su plazo se ha vencido. La deuda siempre se paga.

El mito sería una autobiografía justificatoria y encubridora del error propio. Ante la pérdida total queda el gracioso abandono o retiro compensatorio del que nada pierde pues ya lo tuvo todo y estaba en las moiras que no podía mantenerlo. Nuevamente la vanidad le da fuerzas para dejar un testamento a futuras generaciones para que se tome en cuenta su experiencia y se le cite como elemento rectificador. Lo malo es que en el transcurso del relato se retrata como un ser anticipatorio y más allá de las contingencias donde su sapiencia tardía lo salva del averno. Rechaza el sumergirse en el río Leteo pues su testimonio es un legado para la humanidad, no importa que en los primeros capítulos haya abandonado la realidad para cabalgar nuevamente en la imaginación de la imaginación. Su término es ficticio, él cree que dominó aquella realidad inconclusa y le dio fin. Claro que le dio fin, él ya no existe, sus miedos anhelos y frustraciones ya no están. Otros lo verán como el desiratum, aquella alma que rompió su circulo y traspasó el límite, aunque no físicamente pero sí en espíritu. Victoria total, loa al racionalismo, ver lo que no se puede ver pero que se sabe que está allí. Nada puede ser más glorioso, pues todo lo dicho e imaginado no tendrá refutación terrena. Un ser fuera de serie.

Claro está, el ser fuera de serie implica alejarse del devenir fluyente, es la máxima victoria de la imaginación combinada con la intelección. Si luego, por algún motivo, descubriese que no tenía razón esto ya no tendría importancia. Nada de lo pasado tendrá relevancia alguna, lo anterior quedó atrás. Este era el refugio de los antiguos afortunados, el menos afortunado pasaba el resto de su vida enclaustrado. Hoy la realidad virtual nos permite jugar con la imaginación y los deseos. El mito se hace visible y constatable, se percibe, vives otra vida tal como tú crees que debe ser, si no te gusta te cambias de programa. ¿ Qué necesidad tienes de buscar afanosamente ese estado de catarsis y satori mediante el estudio o el ayuno cuando está a tu alcance el tenerlo? Pierdes la interrelación y la convivencia con otros seres igualmente limitados que tú, vanos y egoístas ¡ En realidad ganas, vives tú!.

Podría parecer que la humanidad estuviese de sobra pero no es tan así, la existencia es necesaria para la intelección, pero debe estar desprovista de todas las características que la han hecho la más perfecta oda al mal vivir, el continente es agradable y trae sus gratificaciones sensoriales así como el contenido tiene potenciales incomprendidos aún. El hecho es que así como está el homo sapiens no vale la pena que siga surgiendo y avanzando en su afán de conquista de la naturaleza y el espacio. La conquista destructiva acarrea solo desgracias para el entorno y sus habitantes. ¿ qué necesidad tenemos de prohombres y de nuevos héroes? A mi entender ninguna, ya basta con lo que hemos visto y peor aún con lo que somos y podremos llegar a ser. Redención para qué y para quién, porqué tenemos que elegir jueces terrenos cuando el infinito nos dará su veredicto. Auspicioso no será ¿o es que también los dioses estarían caducos?. Ya no anhelo el gran mediodía sino mas bien el Apocalipsis, partir de fojas cero siempre y cuando valga la pena hacerlo. Si la tendencia del hombre es ver enemigos por todos lados, el vencer al otro no valdría mucho sin vencerse a sí mismo. Pero el rendido vencido está, ya no es él, no es libre, está sujeto a otra voluntad, no ya tácita sino presente. Peor enemigo no es el otro sino uno mismo y si uno se vence se anula, ergo ¿ quién queda?. Un remedo del hombre que fui u otro que ya no sé lo que será, porque el que debo ser es posible lograrlo pero poco probable de ser alcanzado en mi finitud insoslayable. Lo real es que el hombre al igual que el delirio es una realidad inconclusa.

¿ Qué pasa cuando el acreedor nos hace efectivo el embargo? Debemos entregar ilusiones, vida y placeres y peor aún la esperanza. ¡ No será lo más acertado, lo más sapiente!. Si la espada de Damocles está presente, por qué no dejar que de su golpe final, el tiempo no influye tan lineal y categóricamente como se dice en la percepción vital, pero en lo existenciario sí, y si en él tampoco existiere, entonces de qué valdría preocuparse. Esto no es pesimismo, es una criba a lo que soy y podré ser. ¿ A qué puedo aspirar?. El práctico me dirá que debo vivir ardua y provechosamente la vida y el seudo sapiente que debo conocerme a mi mismo. A veces más vale no conocer parcialmente pues la percepción engaña, la conclusión es trágica y cómica, pero lúcidamente sabemos que no podemos conocerlo todo. Si me equivoco con el mundo circundante como no me voy a confundir conmigo cuando soy un autocomplaciente a natative. Si me veo como soy y no me gusta, pierdo interés y me vuelvo culposo o proyecto mi frustación, en contrario sensu, si experimento autocomplacencia me frustra el no alcanzar los mayores logros que las moiras me tenían destinado, según mi visión y expectativas. Corolario, por fas o nefas gana la banca.

Texto agregado el 01-05-2007, y leído por 66 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
13-10-2007 "Lo pasado,pasado fué pero vuelve sin cesar y se debe necesariamente hacer que vuelva" "no se para que". Precisamente, para qué? Si alguien vive para vivir pensando y comparando y seguir pensando en el PASADO está errado. Yo vivo hoy.Cuando mañana sea hoy,pensaré un poco por hoy y otro poco por mañana. El ayer no merece de mi, pensamientos. Del ayer tengo la experiencia,eso me basta. La calidad de nuestra vida está determinada por nuestra capacidad de elección. ¿Si nos equivocamos vamos estar el resto de la vida pensando en el error de ayer? No señor.No vale la pena vivir para atrás y queriendo indagar el pasado. HOY Y ADELANTE,es la única conclusión. Saludos. Ketti
 
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