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PERDERSE PARA ENCONTRARSE

Cuando la felicidad nos sale al paso, no lleva nunca el ropaje con el cual creíamos encontrarla.

AMIEL-LAPEYR, Mme. Escritora y poetisa francesa contemporánea.


La rutina le pesaba más que el tiempo vivido. Quería dejarlo todo y empezar de nuevo en algún otro lugar donde la luz de los nuevos días iluminase su futuro, donde la noche no le viniese a buscar acompañada de horribles pesadillas. Quería perder de vista todo lo conocido, llenar sus soñadores ojos con nuevos paisajes, su espalda cansada de ligeros vientos y sus piernas pesadas de suaves caricias.
Tomó la decisión de irse y mientras caminaba despacio alejándose de allí, silbaba una agradable canción de despedida, sin letra, sólo melodía. Las manos descansaban en los bolsillos, al lado de la esperanza de encontrar no sabia qué. La mochila cargada con cuatro cosas, entre ellas la ilusión por el cambio.
Al rato pasó por delante de un perro, éste se lo quedó mirando, como preguntándole: “¿Dónde vas?” Sus miradas se cruzaron por un breve espacio de tiempo, al dejar de hacerlo el animal se levantó y desde ese momento le acompañó hacia no sabían donde.
Paso a paso el pasado quedaba atrás y con él, los largos y duros días trabajando en la fábrica de Sol a Sol por un mísero sueldo. Delante, el camino se perdía en el horizonte mostrándole las innumerables cosas que podría hacer si quisiese. Paso a paso el día fue perdiendo claridad mientras sus estómagos reclamaban ser alimentados.
El camino les llevó a pasar por delante de una casa de madera. Alguien les vio y salió a su encuentro. Él miró a la chica sin dejar de caminar, el perro le imitó.

- ¿Dónde vais? – Preguntó la muchacha.
- No lo sabemos.- Dijo el chico dándose entonces cuenta de que había contestado por él y por el animal.
- ¿No os gustaría parar a descansar? Os podemos ofrecer alojamiento y comida.
- No tenemos con qué pagar.
- ¿Quién ha hablado de que lo tengáis que hacer? – El chico miró a su nuevo amigo mientras éste meneaba el rabo de derecha a izquierda y viceversa.
- De acuerdo, gracias, pero mañana por la mañana a primera hora nos pondremos de nuevo en camino.
- Como gustéis.- Dijo la muchacha.

En la cena, Iker hizo saber a la familia de Claudia que estaba harto de la vida que llevaba y que por eso había decidido emprender el viaje.

- Es arriesgada la decisión que has tomado. - Le comentó Raúl, el padre de Claudia.-
- Quizá, pero antes de partir, me sentía muy sólo y ahora ya tengo un amigo.- Dijo Iker mirando al perro.
- ¿Cómo se llama? – Quiso saber Claudia.
- No lo sé, aún no tiene nombre, lo he conocido esta mañana.
- ¿Dejas que se lo ponga yo?- Preguntó la muchacha.
- Si a él le gusta….
- De acuerdo, se llamará, se llamará Amigo, no, no, Compañero, no, que es muy largo, Sombra, como te sigue a todos lados, no, no.- Iba diciendo Claudia mientras su madre Raúl e Iker no podían parar de reír y el animal de ladrar sumándose a la fiesta de los nombres.- Camino, no, no.- Continuó diciendo la muchacha.- Promesa, no, no, Libre.- Al decir el último nombre el animal dejó de ladrar y mirando a la muchacha ladeo la cabeza de izquierda a derecha.- Sí, parece que Libre le gusta.- El animal no ladró por lo que decidieron llamarlo así.

Durante la cena Claudia pidió a sus padres acompañar a los dos caminantes y ante su sorpresa, estos le dijeron que sí, aunque les hicieron prometer que si en un mes no encontraban lo que se suponía que debían hallar volverían.

Al día siguiente, cuado el Sol se despertó, pudo ver como las personas habían preparado todo para que los muchachos junto con Libre pudiesen empezar a caminar en cualquier momento hacia no sabían dónde.
Antes de partir bautizaron al animal, no sólo le mojaron la cabeza sino todo el cuerpo regándole con el agua que salía de una manguera. Éste, al sacudirse mojó a todos los allí presentes.
Se despidieron primero con abrazos, más tarde con leves movimientos de manos, al final, con la mirada.

- ¿Qué te gustaría encontrar? – Le preguntó la muchacha mientras caminaban.
- No lo sé, lo que quería era dejar mi antigua vida, me ha costado mucho hacerlo…
- Sí, si, ya nos lo dijiste en la cena, pero ¿No te irás a pasar la vida caminando? ¿verdad?
- ¿Y a ti? ¿Qué te gustaría encontrar?
- Creo haber encontrado ya dos amigos.- Dijo mirando a Iker de reojo.- Pero a más largo plazo…Déjame pensarlo y te lo diré en su momento…

Continuaron hablando sin dejar de caminar. Llegaron a las puertas de un antiguo pueblo en el que se respiraba mucha actividad. Buscaron un buen lugar para comer. Terminaron en una pequeña plaza, en ella se acomodaron en un banco que quedaba cerca de un grupo de jóvenes y a un paso de la fuente que estaba a uno de los lados de la desangelada plaza.

Entre mordisco y mordisco Claudia dijo:

- Ya sé que quiero encontrar. Quiero encontrar un lugar donde poder vivir en paz, que el aire sea puro y se respire tranquilidad, no como aquí. Donde el agua sea de verdad y corra en libertad…
- Sin ruido de máquinas, ni maldad, ni impuestos ni competitividad, donde el problema de uno sea el problema de todos…-Dijo entonces Iker.-
- También se ha de poder meditar, ver el mar, poder amar. -Añadió Claudia más soñando despierta que estando en aquella plaza.
Fue entonces cuando uno de los chicos del grupo se les acercó y les preguntó:

- ¿Todo eso andáis buscando?
- Sí - Le contestaron los dos muchachos al unísono mientras se miraban divertidos. Libre no les prestaba mucha atención, pues bastantes problemas tenía con intentar pillar la punta de su propio rabo.
El grupo de chicos se les acercó y bombardeó a preguntas:
- ¿Creéis que ese lugar existe? Y si existe ¿Creéis que lo vais a encontrar?
- ¿Está muy lejos ese lugar? ¿Vivirá mucha gente allí?
- ¿Habrá Moneda? ¿Himno? ¿Bandera?.......

Hasta que uno de los chicos preguntó:

- ¿Puedo ir con vosotros? Iker y Claudia estaban asombrados, se miraban sorprendidos por la reacción de aquel grupo de jóvenes.

A media tarde un grupo de diez muchachos abandonaba el pueblo acompañados por un perro.
A la semana ya eran cincuenta las personas que se desplazaban de un lugar a otro.

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Raúl y su mujer aguardaban que llegase la puesta de Sol sentados en la parte delantera de la casa. Hacía un mes que su hija les había dejado para irse con Iker.
Algo a lo lejos rompió la tranquilidad del momento, un grupo bastante considerable de personas se dirigían hacía ellos. Les esperaron allí, sin levantarse, viéndolos venir. Libre se adelantó al grupo y se aproximaba al trote. Lo reconocieron, se pusieron en pie y mientras lo acariciaban esperaron que llegase su hija para abrazarla, besarla, preguntarle.
La gente acampó por los alrededores. Los muchachos explicaron lo acontecido.

- Sí, eso es lo que nos sucedió, y después, en cada pueblo se nos iban sumando más y más. -Relataba Claudia entusiasmada mientras sus padres le miraban con amor y con los ojos llorosos.
- No sabemos dónde ir, quinientas personas es un número muy considerable y cuando llegamos a cualquier lugar, las gentes se espantan, pero después siempre nos vamos más de los que hemos llegado.
- Y ¿Qué pensáis hacer ahora? Preguntó la madre de Claudia mientras con un pañuelo blanco secaba sus lágrimas.
”Continuar caminando, buscando un milagro, quizás” -Dijo Iker pensando en voz alta.

Al día siguiente se pusieron en marcha. Empezaron a caminar en dirección contraria por la que habían venido. Los padres de Claudia se habían sumado también a aquel ir en busca de una ilusión.

Pasado algún tiempo, ya no iban por los caminos, los hacían. Procuraban no acercarse ni a los pueblos ni a las ciudades pues empezaba a ser preocupante desplazarse siendo tantos. Aún así muchos estaban esperando que pasasen cerca de donde ellos vivían para sumárseles en su búsqueda.
Se encontraban acampados en una gran extensión de tierra cuando sucedió algo inesperado. Dos individuos querían hablar con los causantes del desplazamiento de personas. La familia de Claudia e iker se reunieron con aquellos misteriosos seres. Su aspecto era muy original, iban vestidos de diferente manera, como de otra época.
- Verán –comenzó a explicar Iker.- Empezamos pocos el camino, íbamos de aquí para allá buscando un buen lugar donde poder vivir en paz, donde el aire fuese puro de verdad y se respirase tranquilidad, donde el agua corriese en libertad, donde poder vivir en paz, sin ruido de máquinas ni maldad, sin impuestos ni competencias. Donde se pueda meditar, donde se pueda ver el mar y se respire tranquilidad, donde el problema de uno sea el problema de todos, pero por donde pasamos se nos unen más…
- Ya, entiendo -Dijo Carlos.- Cada vez sois más y empezáis a dudar de que ese lugar exista realmente.
- Así es -Afirmó Iker- Me sabe muy mal haber empezado esta aventura. Ahora no sé QUÉ final espera a toda esta gente que ha abandonado sus casas para seguirnos. Por cierto ¿Quiénes son ustedes? ¿De donde han salido? ¿Por qué van vestidos de esa manera?
- Os queremos ayudar. Creemos tener la solución a vuestros problemas. Llegó hasta nosotros el rumor de que estabais buscando un lugar apropiado para vivir. Vamos vestidos así porque esta ropa nos es muy cómoda. Sé que os será difícil de creer, pero nos podemos trasladar del presente al pasado.
- Ya ¿Y de qué psiquiátrico dice que vienen?- Dijo Iker irónicamente.-Es por si alguno de nosotros lo necesita, porque dialogar correctamente sí que lo saben hacer, o ¿Es mas bien una broma y también se visten para la ocasión? Ya se, es parte de una apuesta…
- Carlos vamos, dejémosles con su búsqueda y que se las apañen como puedan.- Dijo Davinia poniéndose en pie.- Que tenemos muchas cosas que hacer.
- Tranquila mujer hemos de entender la posición de estas gentes, su problema es muy grande y lo que les estamos diciendo es algo increíble para ellos. Siéntate, sólo nos hace falta hacerles una pequeña demostración y ya verás como todo cambia. Ven ese perro, ahora lo voy a hacer desaparecer de este tiempo y lo voy a mandar…-Estaba diciendo Carlos cuando Iker le interrumpió.
- A ninguna parte lo va a mandar. Haga el experimento conmigo que él no me podrá decir si lo ha mandado al sitio que usted diga.
- Ja ja ja.- Rió Carlos divertido.- Al menos piensa. Ya que estamos con esas ¿A dónde te gustaría que te enviase?
- ¿Puede ser a cualquier lugar en el tiempo?
- A cualquier lugar del pasado.
- Envíeme entonces a ese lugar que andamos buscando.
- No es tonto el muchacho.- Dijo Carlos mirando a los demás y señalando a Iker con el dedo índice. Mira, te voy a acompañar y te lo enseñaré en persona. Davivia ¿Te quedas un momento con ellos para que yo pueda enseñar al muchacho el lugar a donde los queremos enviar? Es para que no se piense que es un secuestro.
- De acuerdo, cariño, pero no tardes.

Carlos saltó con Iker en el tiempo a un pasado no muy lejano.

- Ven, agáchate y mira atentamente ¿Qué ves?
- Veo soldados poniendo algo en el suelo.- Respondió Iker.
- Sí, son minas anti-persona. Espera un poco y verás algo más.

Al rato.

- ¿Ves ese grupo de personas? Ahora quitarán con mucho cuidado esas minas ¿Lo ves? Y ahora vendrá otro grupo de personas que en los agujeros plantará árboles.
Iker no daba crédito a lo que sus ojos veían.- Este grupo de personas vivía en nuestros días y míralos ahora, trabajando por un futuro mejor. Esta es una de las muchas cosas que estamos haciendo para ayudar a cambiar el mundo ¿Te vas convenciendo de que os queremos ayudar?
- Sí, ahora si que os creo.
- Bien, seguidamente nos vamos a trasladar a un pasado más lejano.

Dieron un nuevo salto en el tiempo:

- Éste es el lugar que he pensado para vosotros. No sólo tendréis cerca el mar, mira hacia allí, ese río transporta agua libre y cristalina. Y el bosque ¿Qué me dices del bosque?
- Es increíble, que lugar tan maravilloso. Y ¿Podrás desplazarnos a todos hasta aquí?
- Sí, podré. ¿Quieres saber en que año estamos?
- Y a quien le importa eso.
- Entonces estás de acuerdo en que puede ser el sitio ideal.
- Tonto sería si dijese lo contrario. Ya tengo ganas de enseñarles este maravilloso lugar. Por cierto ¿Nos vas a pedir algo a cambio?
- Sólo que viváis felices y respetéis el entorno.- Contestó Carlos.

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Mientras, en el campamento:

- ¿Dónde esta Iker?- Preguntó uno de los muchachos que se junto al grupo de caminantes en la primera semana de búsqueda.
- Estará a punto de llegar.- Le contestó Raúl.- ¿Te puedo ayudar en algo?
- Quiero irme.- Gritó todo lo fuerte que pudo. El grupo de personas que estaba más cerca de ellos se aproximó más para saber lo que sucedía.- Estoy harto de caminar de un lugar para otro sin encontrar el sitio que nos prometió.- Continuó gritando mientras el corro de personas que les cercaba cada vez era más grande.
- No hace falta que subas la voz. Que yo sepa Iker dijo que buscaba ese lugar, pero no prometió a nadie que lo fuese a encontrar.- Dijo Raúl cuando ya todas las personas les rodeaban.
- Yo le creí.- Continuó diciendo el muchacho.- Y no me hizo falta que me prometiese nada para seguirle.- Empezó a bajar la voz viendo que todos estaban allí y que ninguno secundaba su posición. Hacía poco que Iker y Carlos habían vuelto, pero les interesó ver la reacción de los allí congregados.
- Un árbol que cae hace más ruido que todo un bosque que crece en silencio.- Dijo entonces Iker sorprendiendo a todos que lo buscaban entre los presentes.- He de daros una buena noticia. Hoy he conocido a dos personas que me han enseñado el lugar que hemos estado buscando durante tanto tiempo. Quien quiera seguirme hasta allí, que se coloque en la parte derecha del campamento, quien no, en la izquierda.- Pero quiero que quede claro que una vez estemos en ese maravilloso lugar, desearé estar tranquilo. En ningún momento he buscado ni poder, ni ser jefe de nada ni dueño del destino de nadie, simplemente soy uno más que buscaba.- Toda la gente se empezó a desplazar hacia el lado derecho del campamento, incluso el muchacho que había alzado la voz hacia algunos instantes.

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Transcurrido algún tiempo Carlos y Davinia fueron a visitar a Iker y compañía.

- Os he de dar las gracias una y mil veces. Este lugar es maravilloso. Desde nuestra llegada aquí, hace ya más de un mes, todo ha funcionado sin ningún problema.- Les dijo Iker.- Si necesitáis algo…
- Nos es grato saber que os hemos ayudado.- Dijo Carlos mirando de reojo a Davinia.- Espero que todo continúe como hasta ahora.
- Os merecéis una fiesta que recompense…-Estaba empezando a decir Iker.
- No te molestes.- Le interrumpió la mujer, sólo estamos de paso, tenemos tantas cosas que mejorar en este mundo.
Y desaparecieron sin más dejando a Iker con lo que estaba haciendo. Volvió a coger el pincel, miró hacia el amanecer e intentó copiar la increíble luz que el Sol enviaba y que rebotaba contra el agua de un mar cristalino hasta casi mezclarse en su paleta de buenos propósitos.
Ladró Libre para recordarle que no estaba solo en el paraíso. Su dueño lo miró y le sonrió.


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El bien de la humanidad debe consistir en que cada uno goce al máximo de la felicidad que pueda, sin disminuir la felicidad de los demás.


HUXLEY, ALDOUS. (1894-1963)
Novelista y ensayista inglés.

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…Y si puede ayudar a alguien a conseguirla, mucho mejor para todos.

*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*

Quiero dar las gracias por el pulido del texto a:
CLARALUZ

Texto agregado el 03-05-2007, y leído por 139 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
21-11-2007 una utopia,escrita muy de forma que no puedes dejar de leer.Me encanta tu estilo. anablaum
04-05-2007 Muy buena tu historia. Mis *s anyglo
04-05-2007 ¡Me gustó es maravilloso! miedoso
 
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