| Sin discusión, sé que en los tiempos
 por venir
 no habrá lugar para  mí
 en  tu corazón,
 sé que no  tendré
 la calma de tus caricias,
 ni la explosión de tus labios,
 ni el tesoro de tu desnudez,
 ni aún,
 siquiera,
 un pequeño instante
 en  tus sueños.
 
 Sin embargo,
 y aunque comprenda ello
 como una realidad
 de impenetrable consistencia,
 no puedo evitar quererte,
 ni escribirte lo que siento,
 y menos  podrás  vos
 prohibirme que te quiera
 (y te querré aunque
 no quieras
 o me denuncies
 a la policía
 por ello).
 
 Y tampoco puedo evitar,
 como esta noche,
 verte con los ojos cerrados,
 ni que el viento susurre,
 en cada soplo,
 tu nombre en mi ventana.
 
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