No puedo dejar de escribir
¡Me hace tanta falta!
Y, sin embargo,
tenía decidido no publicar
para no desconcertar a tanta inteligencia,
que siempre en la rama se encarama.

No puedo dejar de escribir,
- lo siento -
porque enloquezco,
si no dejo pulsar mi pensamiento,
mis ganas de vivir; mis sentimientos.

No puedo dejar de escribir,
- insisto -.
Y aunque no levante un palmo a ras del suelo
¡No puedo!
¡No quiero...!
Lo necesito como al viento,
cuando acaricia rumoroso la noche,
abanicando en mi ventana el sueño.

No puedo dejar ese espacio en blanco
¡Lugar supremo!
Blanca presencia en el que vaciar
todo mi llanto y mi contento.
No puedo dejar de entonar,
cantar, sin la palabra; vestigio mismo, presencia,
pulsación de mi existencia.