Vaya si es por estos meses, y en estos días, una moda hablar mal y renegar de los hermanos del norte, esos que se autodenominan “americanos” dejándonos a todos los demás, millones de nosotros, fuera de la “denominación de origen”.

Es claro para muchos porqué se produce esta odiosidad y no hablaré de los fundamentos de ella esta vez, a excepción de una pregunta que me llena, ni tampoco los “agrediré”. En lo que ocuparé este espacio de libertad es para hablar de mi experiencia con la libertad de ellos.

Esa tierra donde los sueños “come true”, está construida en base a ser libres. Pero desmenuzando esto, tengo una pregunta, la que mencioné.

Los sueños se hacen realidad, cuando estos sueños son fundamentalmente relacionados con la economía, con el “mejor pasar” que se puede teóricamente lograr en el país del Tío Sam y esto es sobre la base de un desarrollo económico casi sin comparación en el planeta. Mi pregunta es resentida, pero creo que hará sentido en ustedes, esta es:

¿Así quién no poh?

Cuando durante los primeros pasos de la naciente USA, la mano de obra era gratis, esclavizada y tratada de la peor manera en que se puede tratar a un ser humano.

Pero, como prometí, no escarbaré más en esto.

Conocí parte de la libertad “americana” en un viaje durante el año pasado. Mi primera impresión fue la de un lugar donde todo funciona, seguido de ver un país donde todo está prohibido, y está prohibido por el “respeto de los demás”.

Prohibido, multa, no, grúa, impuestos, otros cargos, palabras que llenaban mi día en USA. Botones de muestra increíbles para nuestras mentes latinas (no sé para los ibéricos que nos acompañan):

Piscina del hotel : Máximo 30 personas… y se respeta, nada de jolgorios amontonados en la pileta
Playa: Las mascotas no están prohibidas en esta playa, sin embargo si una persona se siente amenazada o molestada por su mascota puede significar U$X de multa, el perrito pa’ la casa
Jacuzzi del hotel: Máximo 15 minutos… nada de hacerse el leso cerrando los ojos.
Hermosos prados entre Daytona y Cabo Cañaveral: Prohibido estacionar en el camino…, nada de cafecito y el sandwich de mortadela en la vera de la carretera
Hotel Ramada en Orlando Impuestos al uso de “facilities: es decir, aunque no los usé, me cobraron por caminar entre ellos “libremente”.

En todo el país, banderitas de colores con alarma terrorista les ponen barrotes a la libertad de los gringos. (11-09-03)

También estuve unos días en la Habana y es verdad que los negros (y casi los morenos) no pueden entrar a los hoteles, pero la sensación que tuve no ha sido muy diferente en ambos países.

El respeto por los demás es una de los grandes valores que aprecio, pero, cuando este respeto me inmoviliza, no me permite negociar con otro los espacios, incluso cuando el libre albedrío se retiene, voy sintiendo que aquí en Chile, a pesar de nuestras carencias, de nuestros desasosiegos, soy libre.

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