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Aquella mañana las inmensidades fundidas del desierto y del sol hicieron latir sus ganas de niño aventurero justo en el momento en que la profesora jefe les indicaba el itinerario de aquella jornada. Temprano su madre le había lustrado los zapatos y planchado una camisa recién lavada; en el colegio las clases se habían suspendido. Todos irían a esperar al Presidente que ese día estaría de paso en la ciudad; para ello el coro de la escuela había preparado una presentación con el himno nacional. Los profesores llegaron esa mañana, uniformados y peinados a la gomina. De este modo marcharon hasta llegar a la costanera que unía la ciudad con el aeropuerto. La banda de guerra del colegio hizo de guía durante toda la bajada del cerro hasta llegar a un costado de la carretera donde esperaban también los otros colegios municipalizados como el suyo.

Para él el asunto era emocionante porque siempre creyó que el Presidente era un familiar o algo así, del mismísimo Dark Vader. Tenía un álbum de la Guerra de las Galaxias que acreditaba que los dos eran idénticos, al menos en apariencia. Por eso esperaba deseoso tener la posibilidad de estar cerca suyo cuando arribara a la ciudad, según él en su nave espacial, según su maestra en un vuelo especial de la fuerza aérea. A esa hora el sol hacía bullir el calor del asfalto y hacía resaltar los espejismos sobre el camino, muchos de sus compañeros terminarían insolados.

Más tarde, al ver crecer la expectación a un costado de la carretera, pudo distinguir las motos que escoltaban a la comitiva compuesta por enormes autos grises de vidrios polarizados. Atónito pudo constatar como eso de ir a esperar al Presidente apenas se redujo a un zumbido de Mercedes blindados que pasaron frente a sus narices los que hicieron retumbar el pavimento y los silbidos de sus demás compañeros que veían como el coro se esforzaba en cantar al menos toda la primera estrofa de la canción nacional antes de ver perderse a lo lejos a la caravana en medio de las más absoluta frustración de los presentes. También le sonaron extrañas las injurias de los profesores que no se cansaron de llamar dictador a la fugaz autoridad.

Con los años llegaron al costado de la vía las banderas, las barricadas y los miguelitos que hacían más entretenida y expectante la espera de Su Excelencia cada vez que visitaba los cuarteles de la ciudad y así sería hasta su caída. También llegaron los Thundercats y los Transformers, el fin del exilio y la democracia.

Texto agregado el 06-03-2004, y leído por 572 visitantes. (12 votos)


Lectores Opinan
11-06-2004 Muy bueno! La injustcia social, el poder de unos pocos, la resistencia del pueblo. Te leí por la imágen de Goku (lo AMO) y veo que valió la pena. Un gran besooo!! Anark
08-03-2004 Buena forma de contar bonito una putada. Innovar y no solo rectificar es de sabios. Sabio cuento; inteligente forma de contarlo con una mirada sutilmente involucrada. Como siempre que vengo; no solo me quito el sombrero, te lo dejo en el perchero; que ya harás colección. nomecreona
08-03-2004 Un gran relato que deja entrever la gran represión que atenazaba a los adultos y de la que alguien supo mantener un poco ajeno al niño. Sutil y extraordinario cuento. ¡Miguelitos para todos! juanrojo
07-03-2004 tiene tanta ternura el cuento como gotas de verdad. Logras volver al plano de la magia y la dulzura toda la crudeza y la fuerza de los años dictatoriales. me gusta como juegas a innovar con las historias que se han contado una y otra vez, y que en tu estilo se visten de una nueva óptica. lo he leído varias veces, porque siento que encierra más de lo que deja ver a simple vista, el tiempo que todo lo transforma, también permite vivir a concho todos los momentos, como la vigilia perfectible e ilusionada del niño y la entretención de las protestas, para un mismo hecho. La gracia no consiste en contar cosas, sino en saber contarlas, y eso lo haces muy bien y hasta con un estilo característico. Mis felicitaciones a este gran cuento, tiene mucho ingredientes que lo hacen especial. CaroStar
06-03-2004 Estupenda esa mirada de niño, mucha más clara que la nuestra. Trasluce una realidad mucho menos desvirtuada, y más dulce. Me uno al resto, creo que es un texto muy bueno. Te felicito. Un saludo. anapolar
06-03-2004 Sabes cielo, no deja de conmoverme la identidad que logramos en hispanoamérica a partir de nuestros males. Pareciera que es allí donde se agotan nuestras diferencias. Ojalá podamos ponerle miguelitos a la oportunidad y lograr que deje de opacar el asombro. Es un trabajo estupendo. Te han sentado muyyyyyyy bien las vacaciones. gracias por compartirlo hache
06-03-2004 Buena narrativa cargada de contenido... Las ilusiones perdidas de un pequeño, la farsa... imágenes magníficamente impresas. Un abrazo y estrellas. Borarje
06-03-2004 El poder mental de un niño, supera al poder de un dictador pasajero, como dices. Y me uno a barrasus. rodrigo
06-03-2004 Ufffffffffffffffffff. lo mismo masa en todos nuestros paises. Excelente la magen del presidente pasando y los maestros gritandole.. coincido con burbuja. Gracias por compartir Cao un abrazo y buen día... ruben sendero
06-03-2004 magnífico, le doy las gracias a hache por enviarme hasta aquí. barrasus
06-03-2004 superadas mis confusiones, puedo decir que está logrado, supongo que en la mente de un niño todo eso terminará en contradicciones y será todo un lio, es bueno verlo reflejado aqui, especialmente me quedo con esa parte en que veo al niño mirando atónito a sus profesores. Como siempre es maravilloso visitar tus cuentos. burbuja
06-03-2004 Es un gran texto Cao, la visión de un niño recordada por el adulto está muy bien logrado y el final es maravilloso. Me hiciste reir y emocionar. Un beso. MCavalieri
06-03-2004 Buena crónica, la historia de un pais condensada en la visión de un niño yoria
06-03-2004 Esto es una protesta, un relato con este narrador que sabe de lo que acontece en el alma de los niños y lo que significa el yugo y la opresión para el pueblo. Pude ver a esos niños, lo mismo hacían en mis tiempos de la universidad, las mujeres con vestido y los jóvenes peinados y de pelo corto a esperar en la plaza de armas al "amado" presidente. Un final de fantasía, la mente de un niño puede más, se traslada y vive ajeno a la miseria de un dictador y de los pueblos oprimidos. Esto revela tu alma, me parece verte contándome esta historia y dejar en ella tus comentarios que matizan el relato. Grande, cao, grande. Mis estrellas pa iluminar los tiempos de sol y caminar libres por las calles de este país.Un abrazo FaTaMoRgAnA
 
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