| “JUNTAS DE NEGOCIO”
 Al regresar a su casa de una noche más de “juntas de negocio”, el sentía vibrar con el sonido en sus oídos de la música de Hold On; abrió la puerta y se topo con el rostro de su esposa  sentada en el sillón con unas maletas; el se quedo petrificado, pensando que ella por fin cumplira su promesa de tantos años atrás de dejarlo.
 
 -¿Qué pasa Marissa?
 -¿No sabes lo que pasa Francisco?
 - ¡No!
 -Simplemente deseo que te vayas de esta casa Francisco
 - Estas loca, esta es mi casa y la pago yo
 -No estoy loca y te pido que te vayas, además no hagas mas difícil esto.
 -¿Por qué difícil?, ¡esta es mi casa!
 - Esta casa dejo de serlo, en el momento en que perdiste el respeto por la relación, por favor vete, no quiero pelear. No seas cínico y límpiate los labios.
 
 Francisco jamás nunca pensó que su esposa lo enfrentaría de esa manera y le pediría que se fuera de su casa, el creyó que le aguantaría todo y cada uno de sus deslices.
 
 -	¡Francisco, por favor vete!
 -	Marissa no es lo que tu crees yo te quiero por favor entiende fue una vieja loca que siempre se me anda resbalando, pero tu eres mi linda mujercita.
 -	¡No te creo! por favor vete
 -	No te quieres ir, entonces tendré que decirle a tu hijo que eres el responsable que tenga SIDA.
 
 Francisco se desploma no sabe que decirle, se queda callado pensando mil cosas.
 
 -   ¿Estas segura?
 Marissa levanta la voz y le grita
 -¿Qué si estoy segura? Eres un idiota aquí tengo el resultado, crees que podría jugar con eso. ¡Lárgate!
 
 Francisco levanta las maletas y se va de la casa. Al salir de la cochera se encuentra con su hijo, éste se encuentra en un estado inconveniente.
 
 -¿Qué onda jefe a donde vas?
 -Hijo mañana platicamos.
 
 Le siguen golpeando las palabras en su cabeza SIDA, SIDA, SIDA; las lágrimas empiezan a recorrer sus mejillas y estas vuelan al viento, quiere correr y  no sentir el dolor, siente como se desmorona, siente que su corazón va explotar, baja la velocidad del auto y se orilla, cierra los ojos y al abrir los ojos se da cuenta que fue una pesadilla más.
 
 
 
 
 
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