|                  AMARANTA  -     EL CIBEREl lugar era moderno, iluminado por una amplia ventana ubicada detrás de mi escritorio, el piso de mármol negro que cual espejo reflejaba las acciones del día, las paredes blancas eran recortadas por afiches relacionados a juegos en red, eran importantes, ya que los jóvenes mientras esperaban su turno, se entretenían con ellos, había diez computadoras solicitadas permanentemente por chicos y no tan chicos, usuarios de esas
 supermodernas PC, donde se sumergían por varias horas para navegar en un mundo sin
 barco ni rió, donde los únicos puertos eran para conectar los módems, no había anclas ,
 ni nudos ,ni embarcaderos, solo teclado  Mouse  y tal vez algún infrarrojo. Sus
 navegantes no eran marineros ni capitanes, eran los nativos digitales, nacidos entre los
 bits y los chips.
 
 Les quiero relatar una historia algo especial, de la que juro fui testigo y me dejo sin
 hablar. Yo me encontraba sentado en mi taburete, otorgando a cada cliente el numero
 de de su espacio, cuando la  vi. llegar. El sol se filtraba por la ventana e ilumino su
 cabello rizado, atado con una cinta. Llego a la hora de siempre llevaba puesto unos jeans gastados y su caminar displicente, en su cara reflejaba esa condición increíble que
 tienen los adolescentes
 .
 Consulto apurada si había alguna libre, tuvo suerte solo quedaba una maquina
 disponible y para mi contento en un lugar donde la podía observar en toda su magnitud,
 se conecto de inmediato, se notaba que respiraba tecnología.
 
 Mire disimuladamente y la vi. chateando, su MNS estaba abierto, lastima que la lejanía
 no me dejaba ver con quien
 
 No sabía por que, intuía que ese día seria distinto, así que me mantuve alerta vigilando
 sus movimientos, trabajaba como un autómata mirando de reojo su dorada cabellera,
 ahora estaba buscaba sitios en la WEB.Lo que me llamo poderosamente la atención fue el color de su piel, el otrora blanco rosado estaba ahora azulado y resplandeciente.
 
 Gire mi cabeza al costado para ver si era una mala jugada del sol, pero al darme vuelta ,
 el monitor y ella eran una  sola pieza, cada momento que pasaba estaban mas
 mimetizados, como en un campo energético, aunque poco se de el, pude contemplar
 como era absorbida , conjugándose ambos en una luz celeste y difusa.
 
 Apreté los ojos muy fuete, hasta sentir dolor, rogando al altísimo que solo fuera mi
 imaginación. Pero no, ese escenario se volvió realidad, y observe aterrado e incrédulo que me miraba desde la pantalla. Yo como un idiota quería decirles a todos lo que había
 ocurrido, pero cada uno se hallaba enfrascado en esas mágicas cajas, así que despacio,
 para no molestar a nadie, camine lentamente y recogi su ropa, puse en una bolsa sus
 jeans gastados, su remera y hasta su cintita del pelo y los guarde en ese armario de los
 trastos sin usar.
 Volví a mi escritorio, seguí atendiendo a mis clientes. Los días se sucedieron sin
 ningún inconveniente, a veces cuando tengo tiempo, como conozco su clave ,bajo su
 blog, y si la extraño demasiado le envió un e mail.
 
 
 
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