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Clementina estaba viendo Desperate Housewife, acostada en su cama, le daba la espalda a su esposo Daniel, mientras éste tenía su laptop en sus piernas y enviaba unos mails. Súbitamente Clementina se volteó hacia él y le dijo – Quiero el divorcio-. La cara de Daniel más que de sorpresa era como si le estuviesen hecho una broma a lo que replicó – Esa serie te tiene loca, de qué hablas, no entiendo?- La mujer se sentó frente al esposo y le dijo que no estaba jugando – Lo que te pido no es broma, es real , no quiero seguir casada contigo, no tiene nada que ver con la serie, es la vida que llevamos, ya no la soporto, es monótona, aburrida, ya no me siento enamorada, te veo y la verdad no siento más que costumbre, pero no hay nada más, no quiero vivir así con un hombre tan rutinario, absorto en su trabajo, dime, te acuerdas cuándo fue la última vez que salimos a cenar, al cine o a playa?-.

Daniel se quedó pensativo y entró en pánico, su mujer tenia razón – Tina es cierto que tenemos tiempo sin salir pero pronto encontraré un tiempo para ir de vacaciones y compensarte, la verdad has sido muy paciente, cosa que aprecio mucho, te recompensaré, dime a dónde quieres ir? Y te llevaré cuando tome mis vacaciones-.
Clementina sonrió sarcásticamente y le respondió- Vacaciones? Por Dios Daniel ya llevas 3 vacaciones aplazadas, así que no me vas a convencer con eso y si fuese así yo no quiero ir contigo a ninguna parte yo lo que quiero es el divorcio, no quiero vivir más contigo. Prefiero vivir sola, como dice la canción de Sabina y Fito “Estar contigo es estar solo dos veces es la soledad al cuadrado”- Daniel quedó desconcertado por la cita de la canción y por la actitud de la esposa.

Pasó una semana y Clementina insistía en lo del divorcio, ya el marido se dio cuenta que la mujer lo decía en serio , comenzó a desesperarse. Clementina le había pedido que se mudara de habitación y de la casa, ya no dormían juntos, Daniel le pidió tiempo para conseguir un departamento, ella le dio un plazo de un mes.

El esposo le abogó por ese tiempo para ver si ella cambiaba de actitud porque nunca pensó en separase, situación que lo tenía preocupado. Un viernes Clementina fue invitada a una fiesta de unos viejos amigos de la universidad y decidió asistir después de haberse negado tantas veces.

Cuando Clementina regresó a las 2 a.m. encontró a Daniel en su cama – Qué demonios haces en mi cama?- le preguntó furiosa, él estaba enojado y le preguntó – Qué hacías tu en la calle hasta esta hora, tu eres una mujer casada, acaso ya tienes novio y por eso me estas dejando?- La mujer había tomado vino toda la noche y estaba desinhibida, las palabras la hirieron tanto que le dio un cachetada al marido- Cómo te atreves a decirme eso estupido, parece que después de 12 años de matrimonio no me conocieras, levántate de mi cama y vete al carajo- a lo que Daniel contestó – No me voy a ninguna parte, tienes que darme una explicación-. Clementina enfurecida replica- Si no te vas tu ya mismo me voy yo, ya te lo dije , no te soporto, así que decide quien se va, ya sé por lo que dices que no te vas a ninguna parte, entonces me tocará a mi irme-.

-De esta casa nadie se va ni tu ni yo- dijo el esposo desafiando a la mujer muy molesto, -Eso crees tú, no te acepto ni un insulto mas, ni una pendejada más, si no te quieres ir quédate que yo me largo- Clementina agarró las llaves de su coche y salió corriendo de su casa, bajó al sótano, encendió su auto, y se marcho. Cuando manejaba por la autopista llovía a cantaros casi ni se podía ver la vía por la lluvia y por las lagrimas que brotaban de sus ojos y rodaban por sus mejillas. Clementina llamó a su mamá por el celular para decirle que iba para su casa- Mamá voy en camino a tu casa, luego te explico al llegar que pasó-, colgó y la lluvia seguía más intensa.

Pasó los días en casa de su madre y ella invadida por la tristeza decidió ir a su casa en horario de oficina, sabiendo que Daniel no estaría allí y cambió la cerradura de la puerta. En la noche cuando su esposo llegó la llave no entro en la cerradura, tocó el timbre y Clementina le atendió por una ventana – Cambiaste la cerradura?- pregunto el marido – Si, ahora eres tu quien se va de mi casa, en cuanto a tus pertenencias te las haré llegar a la casa de tu madre mañana-, él sumamente enojado le gritó – Déjame entrar para sacar algo de ropa, tengo que trabajar mañana y no tengo traje para ir, lo tengo todo adentro. Clementina pensó en abrirle pero decidió decirle – No vas a entrar a mi casa si necesitas algo llama a mi primo y dile que venga por ella, tu a mi casa no entras, así como yo salí una madrugada, prácticamente obligada por ti, por tus comentarios y tu agresión, ahora eres tu quien se va de la casa, o quien no entra a ella-. Daniel estuvo rato rogándole pero no logró nada porque Clementina se retiró de la ventana y se fue a su habitación muy tranquila pensando que su decisión fue la mejor.

Texto agregado el 29-05-2007, y leído por 204 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
11-06-2008 como relato bueno, como experiencia de vida...mas de los mismo rextanaka
03-06-2007 Extraordinaria novela,llena de pasiones olvidadas, de desiciones cruciales, de una heroína atrapada que decide salir a flote sin contemplaciones pués el tiempo decidió que era el propio o tal vez fue la motivación. alenuitt
01-06-2007 Que historia fuerte. Entre tanta gloría y tanta miseria, creo que lo que le queda a Clementina es la proeza de haber sido libre y responsable de su propio destino. Muy bueno. mandragoras
29-05-2007 Vaya, los problemas maritales si que son cosa difìcil. Manejas con soltura la novela. Bien. Jazzista
 
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