Recuerden este nombre, Luis.
Él tiene la mente siempre en frío, terminó el doctorado en medicina hace poco tiempo con las mejores notas, está por abrir un consultorio, si es que le dan el préstamo.
Justamente nos reunimos para charlar de ese tema en una confitería, pero ni bien llegamos pasó algo extraño desde mi punto de vista.
Buscamos una mesa apartada para charlar sin distracciones, en eso que corríamos las sillas para sentarnos entro un sujeto alteradísimo a los gritos pidiendo el dinero de la caja a la voz de: -¡dame la plata carajo!- el cajero se la dio enseguida sin decir nada. Nosotros nos quedamos parados viendo esto, el ladrón nos vio y se nos vino encima insultando. Luis le pidió que se calmase mientras sacaba la billetera, el tipo lo apuro abofeteándolo, mi amigo reacciono fríamente diciendo:
-pégame de nuevo y te juro que te quito ese revolver para introducírtelo por el ano- muy tranquilo se lo dijo. El infeliz lo volvió a abofetear amenazándolo para que lo hiciese y Luis moviéndose rápidamente se lo sacó, lo tumbo al suelo, le bajó los pantalones y con mucha ciencia, le introdujo el revolver por el ano. Todo paso muy rápido, no pude detenerlo a Luis. Fue espantoso ver eso recuérdenme no hacerlo enfadar por favor.