Una ventana mágica. El viento me visitaba y con el pasaban, pétalos, ramas y gotas de lluvia. Todo esto entraba en mi habitación, se juntaban en una esquina, sentimientos profundos, que crecían como los sauces en la tierra.
La luna y el sol estaban atentos mirando que pasaba, sola en compañía de estas firmes ramas, lograba fijar mi equilibrio y, no caer en el río que pasaba junto al sauce.

En las ramas se posaban aves, que solo me cantaban para animarme a no caer.
De pronto aparecía esa luz, que siempre me acompañaba en los malos momentos, me ayudaba a formar un puente sólido, me incitaba a soltarme, para poder cruzar este río y así dejar tranquila las ramas del sauce.

El viento me contaba que siempre hay esperanzas, la luna y el sol siempre estarán presentes en nuestras vidas, solo debemos dejar abierta la venta, así el viento renovara esos lamentos y los transforma en risas para nuestras almas.